martes, 10 de mayo de 2011

Mal Espionaje (fan fiction Hermandad de la Daga Negra)

Capítulo 7

En el club que habíamos elegido para aparecer no había más que basura. Love estaba conmigo y me acompañaba en mi cruzada en busca de algo de alimento. Nueva York era una ciudad llena de hombres con los qué follar, pero no había muchos vampiros. Mi puta condición como vampiresa me hacía necesitar sangre cada cierto tiempo, y sangre de otro vampiro y macho. Pero esta ciudad no tenía muchos vampiros. No! Esa cuidad soñada era Caldwell. Pero Caldie era también la ciudad donde residía el Rey Wrath y su Hermandad de la Daga Negra y no queremos ser detectadas. Así que me veo obligada a tomas sangre de humanos excitados en clubes donde nadie notaría su ausencia o lo diferentes que estaban después de que les tomaba sangre. Porque yo no tomaba poco, siempre había sido voraz.

Hace poco que había me había chupado a un idiota que vi y me calló mal. Me gustaba seducirlos, tomarles la sangre y luego, viendo su debilidad y sólo si tenían mucha cara de idiota, les pateaba hasta que su mierda quedaba en mis botas. No es que fuera una perra, bueno sí, pero es que: Primero, yo con hambre soy el demonio reencarnado, y segundo, siempre buscaba para alimentarme lugares dónde la agresión estuviera asegurada. Esta vez era un club nocturno lleno de metaleros y góticos. Esta noche ocurrieron dos peleas en el club y yo había provocado una de ellas.

Con Psychosocial de Slipknot de fondo, recorrí el camino hasta los baños del local. Algunos tipos se quedaron mirando mi trasero. Hoy estaba vestida con pantalones de cuero negro y con un corset también de cuero negro y una gabardina larga negra de cuero con forro de raso rojo sangre. Un cinturón con tachas de acero plateado desviaba la atención de mis dos Glock rojas, mis tres estiletes, mis dos navajas y mi paralizador eléctrico. Tenía unas botas negras de cuero reforzadas por dentro con acero. Realmente nadie sería muy feliz de recibir una patada en la cabeza de mi parte.

Llegué al baño de hombres, el lugar preferido por Love para alimentarse. Entré y enseguida escuché los quejidos que señalaban escandalosamente que Love estaba follando con su comida. Me paré frente a la puerta de la cabina de la que provenían los gemidos y golpes.

- Love! ¿Eres tú?- dije en voz alta.

Casi al instante dos golpes fuertes retumbaron en la puerta de la cabina. Sí, era ella. Esa era su señal.

Entonces abrí la puerta pensando que ya habían acabado ya que los gemidos de Love habían cesado. Gran error. Me encontré con Love con las piernas enlazadas alrededor de las caderas de un tipo muy alto con aspecto de duro. Viendo cómo estaba metido profundamente en Love, ya lo creía. Pero el aspecto de dureza se fue un poco a la mierda cuando veías la cara de placer que ponía cuando mi amiga se movía. Comprendía por qué Love ya no gemía, él la tenía atrapada contra una de las paredes de cubículo pero ella ya estaba con sus dientes incrustados en su yugular al mismo tiempo que ondeaba las caderas. El tipo tenía unas cadenas rodeando la cintura de Love y sostenía sus puntas de modo que ella fuera pegándose a su cuerpo. ¡Qué creativos eran! No se me habría ocurrido. El tipo ya lo había visto antes, era uno de los guardias del lugar: uno de los tipos más fuertes del lugar y con aspecto más de patea culos. Siempre con sus pantalones militares negros, sus botas militares y su camiseta sin mangas que resaltaba sus horas de entrenamiento golpeando capullos. Su mirada fría y acero verdoso, su pelo negro un poco largo y sus casi dos metros de altura le encantaban a la cazadora. Love lo había elegido desde hacía un mes, desde la primera vez que habíamos entrado al club. El tipo no le era indiferente, habían hecho la danza del apareamiento desde la primera vez que se vieron a los ojos. Ahora mi amiguita aprovechaba esa atracción sexual para follárselo salvajemente y alimentarse al mismo tiempo. Ella se había puesto una minifalda de cuero, un top de cuero muy apretado y escotado que hacía relucir sus grandes encantos y unas botas de cuero que llegaban hasta más arriba de las rodillas con cordones y taco aguja (pocos sabían que ella usaba ese tipo de botas porque esos tacos se pueden incrustar fácilmente en los cráneos.

Vale, sí. Estaba haciendo de voyeur mientras Love se follaba a un tío en el baño, pero una siempre podía aprender de las movidas de Love.

Observé que ella comenzaba a lamerle el cuello para cerrar las heridas de su mordedura. Y escuché el susurro que le hizo Love al guardia.

- Eres bueno, ya vas a acabar y yo también. –

Ella se agarró se sus pelos y se movió más rápido y él dio un gruñido ronco y se descargó dentro de ella al mismo tiempo que ella hacía un gemido fuerte.

Love se afirmó de los hombros del guardia y se desenlazó de sus caderas. Me miró con una sonrisa satisfecha y me mostró que tenía unas marcas cerca de la ingle mientras se bajaba la minifalda y se ponía su gabardina de cuero y salía de la cabina. Le dijo en voz baja algo al guardia quien le sonrió. Noté un olor especiado en el aire.

Salí del baño junto con ella.

- ¡¿Qué mierda?! ¡¿Era él lo que yo pienso que es!?- le dije con voz no muy alta pero muy marcada.

- ¿Vampiro? Si. ¿Tengo buen ojo, verdad? Lo supe hace una semana pero hoy le dije que yo también lo era. Así que estoy bien alimentada. – la sonrisa oscura de Love relucía en su rostro como un malo de una película de terror. – Si quieres la próxima te lo comparto y hacemos un trío. –

- No seas idiota, Love. Tenemos que borrarle la memoria.-

- No sabe que soy cazadora y él no dirá nada porque quiere más de un polvo conmigo. Ninguno de los demás guardias sabe que él es vampiro y yo mantendré su secreto a cambio de que él mantenga el mío.- me dijo al mismo tiempo que salíamos por una de las puertas traseras.

Salimos a un callejón oscuro donde había un tipo vendiendo droga a unos hombres que parecían ser muy importantes con trajes de marca.

Uno de los tipos elegantes se dio vuelta y apuntó con su arma a Love.

- Ni una sola palabra, putas. – nos gritó.

Bien, no hablamos. Ni siquiera cuando me desmaterialicé detrás del tipo y le rompí el cuello. Love se apareció detrás del otro y le pegó una patada voladora en la cabeza. El vendedor de droga sacó un cuchillo y me atacó pero Love sacó una daga de dentro de su gabardina.

- Sé que dicen que el tamaño no importa pero mi cuchillo es mas grade que el tuyo, Sr. Heroína. – y entonces la daga en cuestión de segundos estaba en medio de sus ojos. El tipo que había pateado Love se levantó y Love le dio otra patada en la cabeza pero esta vez clavándole el tacón.

Love lo sacó y se paró con total equilibrio. Era una hembra soldado igual que yo. Nosotras no éramos entrenadas para ir sigilosamente acabar con alguien o a sacar información, eso era el trabajo de asesinas y espías. Love y yo somos línea de ataque y sólo éramos llamadas para atacar lugares. No éramos, somos las guerreras.

Mi móvil sonó y atendí. Era Banshee.

- Hola, Eris. Desmaterialícense al lado del auto de Alex. Encontrarán las coordenadas en sus móviles. Es en Caldie. Prepárense para el ataque a fuerzas especializadas.-

- ¿Caldwell? – dije cuando miré las coordenadas y perdí el aliento al darme cuenta de qué se trataba la misión. - ¿Daga Negra?-

- Afirmativo, Eris. Tienen a Eriphar y a Angel. En las coordenadas en 10 minutos a partir de ahora. – Ban cortó.

Respiré impresionada y miré a Love. Ella recibió las coordenadas y me miró expectante. Respiré profundo ya sintiendo emoción y satisfacción.

- ¿Estás lista para medir fuerzas con unos guerreros vampiros de elite?- le pregunté sonriendo.

Ella me dedicó una sonrisa maquiavélica y asintió.

······························································································

Erip estaba riéndose mientras cantaba una canción en alemán y reproducía la batería de la canción con sus palmas en sus piernas. Tenía los ojos cerrados.

El rey de los Symphath y el rey de los vampiros discutían acaloradamente desde que Rhage, el hombre más sexy que hubiera visto en mi vida, hubiera recibido una llamada de Witch diciéndole que tenían a Z, el macho de la cicatriz en la cara.

- Tienen a Z. Tenemos que entregárselas. – dijo el macho que había identificado como Butch.

El rey symphath apuntó a Erip y gritó a Butch.

- Ella es symphath y nadie en la colonia sabía de su existencia. Ella me pertenece.-

Eso me comenzó a enojar.

El rey Wrath, que todavía estaba sentado pero tenso, también le habló.

- Poli, Rehv tiene razón. Esa hembra existe sin que nadie se ocupe de que haga estragos o ataque a la raza. Tiene que irse a la colonia.-

Esa sí que no se las aguantaba.

- ¡Escúchenme, malditos tiranos! ¡Eriphar no se irá a ninguna maldita colonia! Nosotras no pertenecemos ni somos mandadas por ninguna raza ni puto credo. Somos cazadoras y nada más que eso. No lastimamos a nadie que no nos haya lastimado antes. ¡Nuestro líder es la única persona que dice a dónde vamos y punto!- les grité.

Rehvenge se me acercó enojado, pero yo hablé antes que él.

- ¿Qué me vas a decir ahora, macho? ¿Llévenme con su líder? ¿Te las vas a dar de alien con nosotras, Liz Taylor?-

Entonces el sexy rubio de Rhage se me acercó a toda velocidad y me dejó estampada contra el sofá.

- Te quedarás callada hasta que Z vuelva ¿Entendido?- mi dijo con una voz baja y amenazadora.

Desde que lo vi tuve la sensación de que ya lo había visto. Había algo que me resultaba conocido en ese alto y sexy guerrero rubio. Y entonces, lo supe, lo recordé.

- Tú tienes un tatuaje de un dragón multicolor en la espalda.- le dije tranquila.

- ¿Qué dices?- preguntó sorprendido.

- Un enorme tatuaje de un dragón multicolor en tu espalda. Me acuerdo de él. – dije ya aliviada de recordarlo todo. – Hace un tiempo vine a Caldwell. Quería ver la vida nocturna del lugar, y te encontré no me acuerdo si en el Screamer’s o en el One Eye. – Miré en dirección a Rehv. –No me podía arriesgar a entrar al Zero Zum. Te encontré y tenías un aura de estar algo necesitado y fui hacia ti. No me había divertido tanto en años. – al decir la última frase solté un risa. De hecho casi se me sale el alma del cuerpo cuando tuve este memorable orgasmo.

Los ojos de huevo frito de Rhage… no tuvieron precio.

Luego comenzaron a hablar y comentar cosas en el idioma antiguo (Alex nos lo había enseñado) pero no era nada relevante para conservar mi vida y la de Erip.

- Las hembras se quedan aquí vigiladas por el poli y V hasta que los releven John y Qhuinn. Nosotros vamos a acabar con las amenazas en la mansión.- dijo el rey, pero muchos se quedaron rígidos.

Comprendiendo que no les agradaba que nos quedáramos sin estar atadas no les agradaba. Me propuse a hablarles hasta que vi que V se sacaba el guante.

- Se mueven y yo mismo me encargo de volverlas cenizas. -

Al escuchar eso ellos se fueron.

V se sentó en un sillón que estaba al lado del sofá y Butch en el sillón que se encontraba al otro extremo del sofá.

- Puedes prender la tele si quieres. – dijo Erip como si nada estuviera pasando con una sonrisa en sus labios.

- Genial porque los Sox están jugando contra los Angels.- dijo Butch y prendió el plasma.

V miró molesto a Erip.

- ¿Crees que es broma que las voy a matar? – le preguntó

- Sí, pero si muero aburrida no me lo perdonaré. –

- Pero si ya estarás muerta, Erip.- le dije yo.

- No después de que desate el Apocalipsis zombie.- me respondió y puso una expresión muy rara.

Butch se quedó mirando a Erip, igualmente V.

Respiré profundamente.

- Tienes terminantemente prohibido ver películas de Zombies, Erip. –

Erip miró la pantalla plasma.

- No me gusta tanto el Baseball.-

V y Butch volvieron a mirar raro a Erip.

- Son de Boston, lo que me agrada. Pero yo jugaba Basketball y me gustan los Celtics. –

Butch, que parecía haber estado aguantando la respiración, decidió hablar.

- ¿Los Celtics? –

- Sip, Boston es entretenido y es hogar del restaurant que tiene el record Guinness del plato más picante del mundo.- dijo entusiasmada.

Ahí vamos de nuevo, Eriphar y su obsesión por el estado de Massachusetts. Salem, Boston… simplemente me tiene enferma.

Miré a V y apunté a su mano. Él me miró desconfiado.

- Estoy lista para morir. Va a comenzar a hablar de Massachusetts y quiero morir antes de escuchar más. –

····································································································

Estábamos en el auto y nadie se había dado cuenta. El enmascaramiento de Ban funcionaba a la perfección. Mi Audi R8 estaba estacionado justo frente a la mansión y ellos no se habían dado cuenta.

Soy la jefa de las cazadoras y mi vida no había sido fácil.

Mi padre era un vampiro de la aristocracia en el antiguo país y el hecho de que mi madre me estuviera esperando y que ella fuera humana fue lo que hizo que lo excluyeran del Glymera. Mi madre murió en mi parto y mi padre la amaba. Antes de morir, mi padre le dijo a mi madre que yo me llamaría Alexhandra, en honor a mi abuela paterna. No se volvió a casar y yo fui criada por mi padre y un tío, junto con mi primo que me llevaba 20 años.

Al llegarme la hora de la transición descubrí por qué nos habíamos mudado con este tío en particular: ni él ni mi primo de juzgaba por ser mestiza, y mi primo tenía sangre lo suficientemente pura como para que yo sobreviviera a todo. Viví e irrevocablemente me enamoré de mi primo.

Pero una noche cuando volvía de hacer un recado con unas doggen vi mi casa en llamas y unos lessers sacando lo poco de valor que quedaba en la casa y vi cuando se llevaban los cadáveres de mis seres queridos.

No tenía dónde huir, mis otros familiares no me querían, así que caminé sin rumbo por el bosque, donde me encontré a Banshee. Me dijo sin pudores lo que era y yo la acepté totalmente como mi amiga.

Juntas robábamos para sobrevivir hasta que unos hombres me encontraron y me informaron que tanto mi tío como mi padre me habían dejado una herencia.

Con ese dinero compré una casa enorme bien escondida y allí entrenábamos con Banshee y reclutábamos a las demás hembras que habían quedado solas, a la deriva y sin familiares.

Queríamos ser fuertes y saber todo lo posible para poder sobrevivir sin necesidad de machos. Nadie nunca más nos dañaría y tendríamos los conocimientos y la fuerza suficiente. Las costumbres machistas del Glymera nos asquean incluso ahora.

Ahora frente a al mansión vine a rescatar a una de mis activos, a una amiga, a parte de mi familia.

Banshee a mi lado lucía su vestido rojos corto y entallado, su abrigo largo de lana fina color negro, su pelo castaño suelto y tenía puestas sus gafas oscuras. Yo sabía bien lo que tenía que ocultar. Pude ver que tenía sus audífonos y su reproductor de MP3.

Yo sólo vestían un traje con pantalón color negro, pero eso sí, todo Chanel. Teníamos que esperar la llegada de Eris y Love. Dafne había llegado hace unos segundos y estaba afuera del auto vigilando.

Unos golpes al cristal del auto me avisaban de una novedad.

- Un macho de pelo largo, muy grande y bien vestido se materializó frente a la mansión. – nos dijo Dafne.

- ¿Qué hiciste? – le preguntó Ban.

- Atado y amordazado. Listo para su control, Banshee.-

- Me encanta como trabajas, Daf. – le dije y le sonreí. Luego miré a Ban. – Tenemos nuestro boleto de entrada a la mansión sin que nadie nos ataque. –

Ban me sonrió y se dirigió a Dafne.

- Yo me encargo de él.- me miró. – Lo controlaré y te lo traeré, Alex.-

Me guiñó un ojo y salió del auto.

Alexhandra hija de sangre de Crahving, llego tu turno de entrar en acción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario