martes, 29 de marzo de 2011

Luna de argento - Capítulo 3

Capítulo 3

Era ya de noche. Stian se encontraba en su cama mirando al techo.
Estaba pensando en sus compañeros. Habían resultado bastante cordiales.
Un sueco alegre y conciliador, una francesa simpática y cordial con cierto interés en el sueco, una italiana algo maquiavélica y suspicaz, un italiano inteligente e disimuladamente atraído por la competencia de Stian, Helena, la ruso-griega curiosa y algo pensativa. Stian esperaba que esto último no hiciera que la competencia fuera aburrida.
Pensaba en por qué sólo pidieron novatos cuando escuchó en el pasillo unas risas y un portazo.
Salió a ver que sucedía y se encontró a Helena que hacía el mismo pero ella estaba en la habitación de enfrente.
- Alcancé a ver a Anne Marie entrar en esa habitación.- dijo Helena con un sonrisa.- ¿Sabes de quién es esa habitación? Anne Marie esta en la habitación al lado mío.-
Entonces se escucharon unos gemidos. Stian se puso rojo.
- Es de Karl.- respondió avergonzado.
- No te preocupes por parecer chismoso, no lo eres. Ten en cuenta que ahora que tenemos que trabajar juntos somos como una manada y nos tenemos que cuidar mutuamente.- susurró Helena y le dio una mirada de comprensión.
Al otro lado de la puerta de Karl se escuchó un golpe y unas risas seguidos de respiraciones fuertes.
- Espero que esos dos se cuiden.- comentó Stian en broma.
- Somos una manada.- dijo Helena y rió.

Alas 8 am ya se encontraban todos en la entrada del hotel cuando llegó el mismo minibús del día anterior.
Todos subieron y llegaron a las afueras de un edificio de 3 pisos bastante grande. Tenía un cartel grande en la entrada que decía: Hospital psiquiátrico Constantia.
Normalmente los vampiros eran como cualquier persona: trataban de pasar desapercibidos, se alimentaban paro no mataban a nadie, no atacaban porque sí. Pero un grupo de vampiros que fueron creados a base de psicópatas sádicos y locos de remate no eran los más tranquilos del mundo.
Del minibús sacaron unas maletas que estaban repletas de armas. Tenían pistolas, estacas, redes, cuerdas, lo que necesitaran. Tenían que prepararse porque se iban a encontrar con los cadáveres de las víctimas y los vampiros locos son demasiado inteligentes, tal vez los usaran de escudo o se los lanzaran.
Stian vio que Karl se acercaba a la entrada del hospital y posaba la oreja en la puerta luego de olerla.
- Hay 12 o 14 vampiros ahí adentro.- dijo Karl dirigiéndose a todos.- Los cadáveres están fuera del edificio y la mayoría de los blancos se encuentran en el segundo piso.-
Los hombres lobo se destacaban por tener un olfato y oído envidiable. Transformaban las células olfativas de su nariz en células de lobo para mejorar temporalmente su olfato. Pero eso no era lo más importante. Los hombres lobo eran fuertes con o sin trasformación corporal.
Ellos se trasformaban en una mezcla de humano y lobo que los hacía más grandes y fuertes, además de tener sentidos de lobo pero también se podían trasformar en lobos.
Siempre tenían un bolso con ropa de recambio, porque transformarse en hombre-lobo aumentaba su masa corporal y rompía todo lo que llevaran puesto.
Cuando ya tenían todo listo decidieron entrar. Habían activado el generador de electricidad y podrían ver mejor en la noche.
Estaba oscuro pero no les importó, para eso servían el olfato y el oído.
El primer olor que sintieron era una putrefacción de carne de animal.
Stian miró el suelo y tembló.
Había entrañas de animales mescladas con órganos humanos. El hedor no se podría haber soportado de no ser porque transformaron sus células olfativas a una de lobo (para los lobos no existen los malos olores).
Pero algo más había.
Stian olió una presencia extraña. Miró a los demás, Karl y Helena parecían haberse dado cuenta también.
Helena sacó una espada y una daga larga de madera.
- Aquí dentro no sólo hay vampiros novatos.- Helena le dio la daga de madera a Anne Marie.- Aquí está el creador del nido.-
Karl los miró a todos.
- Bien. Depende de la confianza que nos tengamos mutuamente nuestra sobrevivencia.- su mirada expresó más decisión aún.- Subamos y separémonos.-
Subieron y se separaron. Stian se metió en unas habitaciones dónde seguramente ponían a los enfermos peligrosos porque tenían puertas reforzadas.
Las habitaciones estaban todas abiertas y olían a mucha sangre a pesar de que sólo había unas gotas esparcidas.
Entró a la tercera puerta, de dónde sentía más olor a sangre y fue hacia el extremo opuesto hacia la puerta oliendo un rastro muy grande de sangre. Sin embargo, sólo había una gota derramada.
Entonces, la puerta a sus espaldas se cerró y Stian se alarmó.
Una mujer se le acercó cuando él se dio vuelta. Era Helena.
Ella se le acercó aún más, hasta que sus bocas estuvieron a milímetros de unirse y le susurró:
- Eres muy bonito, lobito.-
Helena le besó, primero tierna y luego apasionadamente. Hasta que notó que Helena estaba fría. Algo raro pasaba aquí.
Stian la arrojó al otro lado de la habitación.
- Tú no eres Helena.- gritó Stian.
La puerta se abrió y entró Helena. Ella o vio a la mujer y fue hacia Stian.
- Escuché mi nombre y vine hacia acá.- dijo Helena.
- Es por ella.- gritó Stian señalando a la mujer.
Helena miró a la mujer y empalideció.
- ¡No!- dijo casi sin aliento.- ¡No puede ser!-
La mujer sonrió y observó a Stian.
- Eres delicioso, lobito.- se pasó la lengua por los dientes y le brotaron los colmillos. Observó también a Helena.- Hace tiempo que no te veía Helena.-
Helena transformó su rostro en una mirada fría.
- Brisa, tu no puedes ser… -Helena miró al suelo. No pudo ocultar su dolor.
- ¿Vampiro?- dijo Brisa.- Sí, por supuesto que lo soy.-
Stian olió levemente la habitación y ató cabos sueltos, Brisa era la vampiresa más poderosa del edificio.
- Tú eres quien hizo esto.-dijo firmemente Stian.
- Si, tenía que divertirme con algo.- Brisa sonrió.
- La última vez que te vi estabas casada con el búlgaro y esperabas un hijo. – dijo Helena, Stian se dio cuenta de que ella sollozaba.
- Un diabolista me cobró una cuenta pendiente poseyendo a Wilhem para que me apuñalara y me matara. Él se suicidó y yo quedé malherida. Entonces llegó mi amigo Boris y me ofreció vivir de nuevo y comenzar de cero.-

Un frío silencio reinó en la habitación.

Entonces, Helena dejó de llorar y se acercó a Brisa.

Luna de argento - Capítulo 2

Capítulo 2


Helena ya estaba en Madrid cuando le llegó el E-mail de su jefe desde Grecia, así que se dirigió al Hotel Ritz Madrid y pidió si habitación.
Desde la primera misión de entrenamiento que la mandaban fuera de Grecia. Estaba acostumbrada a países nuevos, pero ya había hecho muchos trabajos en España como para considerarlo un país nuevo.
Se encontraba a las 2 pm en la entrada del hotel cuando vio que se acercaba un minibús negro.
Del asiento del co-piloto salió un hombre vestido con un traje italiano, seguramente muy caro, y unos zapatos de serpiente, obviamente aún más caros. Tenía puestas unos lentes oscuros y tenía su pelo negro peinado para atrás.
El hombre se acercó a Helena y le estrechó la mano.
- Buenas tardes. Usted debe se la caza recompensas que viene de partes de los Espartano-Atenienses.- dijo el seriamente.
- Sí. Soy Helena.-
- ¿Cuál es su apellido?-
- A los lobos no nos gusta decir nuestro apellido.- dijo ella secamente.
- Discúlpeme, es la primera vez que nos toca trabajar con lobos.- respondió nervioso.
- ¿Para qué es el vehículo?- preguntó Helena.
- ¡Ah, sí! Tengo que reunir a los contratados.- dijo y abrió la puerta del minibús.
Del minibús salieron muchas personas de diferentes etnias europeas. Había una mujer rubia con tonos pelirrojos vestida con un traje y zapatos de diseñador con lentes oscuros y joyas, que si no fuera que al tropezarse al bajar del minibús tiró una grosería no sabría que era francesa y otros hombres y mujeres.
Cuando todos salieron del minibús, el hombre con el que estaba hablando Helena se dirigió a todos.
- El equipaje viene en una camioneta y será llevado a sus respectivas habitaciones.- uno de los botones del hotel estaba repartiendo unas tarjetas magnéticas.- Las tarjetas son la llave para sus habitaciones y tenemos registrado para quien es cada habitación.-
Entonces Helena levantó la mano, también todos la miraron.
- ¿Vamos a hablar del trabajo?-
- Síganme todos.- dijo el hombre y los condujo a una sala dentro del hotel.
Otros hombres vestidos igual que el hombre que los guió cerraron las puertas de la sala.
Entonces vio Helena que eran 6 personas las contratadas, 3 hombres y 3 mujeres, ella incluida.
- Bien, mi jefe el señor Fernando De Aragón, compró el terreno en el que se encuentra un manicomio abandonado. Yo soy Javier Ferrer, un asistente del señor De Aragón. Descubrimos que estaba lleno de vampiros que eran enfermos del mismo hospital cuando mandamos a un grupo de cazadores de vampiros.- Javier suspiró.- Antes que los vampiros los masacraran uno de ellos nos dijo que era culpa de un vampiro que transformó a los enfermos para divertirse.-
Javier se detuvo unos segundos murando al piso con preocupación y luego siguió.
- Nosotros solo somos humanos y unos conocidos nos dijeron que ustedes los hombres lobo son los más indicados para exterminar seres peligrosos. Así que mandamos a llamar a las manadas más conocidas de Europa y pedimos sus servicios.-
Javier tomó una lista.
- Karl, de la manada de Los Vanir.-dijo Javier y uno de los hombres más altos (como de 1,88) asintió, un rubio de ojos verde oscuro y pelo corto vestido con un abrigo largo gris.
- Anne Marie, de la manada de Los Galos.-
La rubia que se había tropezado al bajar del minibús asintió. Ya no tenía puestos sus lentes oscuros y se le veían sus ojos negros.
- Paolo y Bianca, de la manada de Los Nerobosco.-
Una mujer y un hombre morenos de ojos grises vestidos de negro asintieron.
- Stian, de la manada de los Aesir.-
Un hombre de 1,90, pelirrojo, de pelo largo atado y ojos verdes muy claros asintió.-
- Y Helena, de la manada de Los Espartano-Atenienses.-
Helena asintió. Pero Javier no dejó de hablar.
- Ustedes son los mejores novatos de sus manadas.- Sonrió.- Iremos mañana a las 8 am al manicomio que está al lado de un bosque a las afueras de Madrid. Yo los tengo que dejar. Nos vemos a las 8 am en la entrada del hotel. Los dejo para que se conozcan.-
Luego de esas palabras Javier y los otros hombres se marcharon.
En la sala había una mesa y todos se sentaron en las sillas de su alrededor.
- God morgon, es un placer trabajar con ustedes- dijo alegremente Karl.- Vengo de Suecia pero mi manada es de Noruega y Suecia.-
- Lo sé.- dijo Stian.- También sé que el nombre de tu manada es el nombre del grupo dioses nórdicos más pacíficos.-
- Es que somos muy sociables.- le respondió con una sonrisa.
Uno de los italianos, Paolo, miró a Helena y preguntó:
- Tú eres de Los Olímpicos.-
- Sí, nos suelen llamar así.-
- Tu manada no es la única politeísta, Helena. La mía y la de Stian también lo son.- dijo Karl.
- Yo soy celta pero no estoy en contra de sus religiones. Si somos un equipo nos debemos respetar.- dijo Anne Marie echándole una mirada seductora a Karl.
- Gracias, Anne Marie.- agradeció Karl sonriéndole.
- Mi hermano y yo somos politeístas también, pero eso no importa mucho. Quería preguntarles si ustedes ya han peleado contra vampiros.- interrumpió Bianca.
Todos asintieron.
- Entonces no será muy difícil.- dijo Paolo.
Helena observó a los hermanos italianos. Tenían ojeras y parecían algo cansados. Paolo tenía una cicatriz en el cuello, parecían garras.
Se había quedado distraída mirando la cicatriz cuando Paolo le dijo algo que no alcanzó a escuchar.
- ¿Qué dijiste? No te escuché discúlpame.- reaccionó Helena.
- Qué fue una bruja negra la que me hizo esta cicatriz. Unas uñas humanas arregladas para dañar realmente sirven para su propósito.- dijo Paolo sonriendo.
- ¡Oh, discúlpame! ¡No debí haberme quedado mirándote!-
- No hay problema, Helena.-
Entonces, al mirar a otro lado, Helena vio que Stian estaba mirándola.
- No pareces griega.- le preguntó Stian.
- Nací en San Petersburgo, Rusia. Mi familia era nómada así que soy una mezcla de toda Europa.-
- Sí, lo noté porque pareces rusa pero tienes ojos oscuros y la mayoría de las rusas tiene ojos claros. Además no eres rubia casi platinada como la mayoría de las mujeres del norte, tu color de cabello es dorado, como las rubias griegas de los mitos antiguos.- dijo Stian sin sacarle la mirada de encima.
Paolo se rió a carcajadas igual que Karl y Anne Marie.
- Eso fue una excelente observación, Stian.- dijo Paolo.
- ¡Vamos! ¡Como si tú no lo hubieras descubierto antes!- le acusó Bianca casi riéndose.
Paolo miró a Bianca enojado.
- Parece que seremos una grupo bastante bueno, ya nos estamos divirtiendo.- comentó Karl.
- Stian es muy bueno observando a la gente pero estoy segura de que, en mi caso lo hizo para saber sobre mi manada.- dijo Helena.
- Acertaste, Helena. De todos los del grupo tú eres mi mayor amenaza.- le contestó Stian.
- ¿Por qué?- les preguntó Anne Marie algo preocupada.
Karl se acomodó un poco en su silla y dijo:
- Yo lo puedo explicar. Sus dos manadas están casi completamente constituidas por guerreros, caza recompensas y asesinos. Son competencia.-
- ¡Qué raro! ¡Yo juraría que había escuchado que los Atenienses eran científicos y estrategas.- dijo Bianca.
- Eso es un plus.- dijo Helena y rió.- Es las mezclas de los guerreros espartanos y los filósofos atenienses. Nos hacen estudiar como condenados.-
- En cambio en mi manada son como vikingos modernos.- dijo Stian.
- Igual que en la mía.- comentó Karl.
- ¡Por la gran Dana! ¡Dos vikingos! ¡Qué emocionante!- exclamó Anne Marie emocionada.
- Si fuera por eso también hay dos romanos, una griega y una celta.- dijo Paolo.
- Un buen equipo, creo yo.- expresó Bianca con una sonrisa algo maquiavélica.

Luna de argento - Capítulo 1

Capítulo 1

3 años después…

Stian se dirigió a la Posada Einheriar donde su manada lo estaba esperando.
Los enormes árboles hacían ver a la cabaña de que era la Posada Einheriar como una cabaña de tamaño cuando en realidad era la posada más grande del bosque.
Al entrar se encontró con sus amigos reunidos alrededor de una mesa grande de madera tomando cerveza en unos enormes jarros.
Kjell, su mejora amigo se paró de su asiento para darle la bienvenida a su amigo. Kjell mide 1,90 mts y tiene su pelo largo y rubio recogido en una coleta. Su sonrisa le cambió el rostro en el que ya se mostraba una cicatriz de batalla en su mejilla y sus ojos azul oscuro lo miraban con alegría.
Kjell lo abrazo a modo de camaradería y le invito a sentarse luego de pedir una cerveza para su amigo.
En la mesa se veían a todos esos hombres riendo y a alguna mujeres. Parecían vikingos pero algunos tenían relojes y celulares encima de la mesa, lo cual quitaba la fantasía.
Entonces Jens, el jefe de la manada, un hombre grande y con pelo negro no muy largo y barba se paró y se dirigió a todos en la mesa.
- Morn, manada. Hoy celebramos que nuestros cachorros: Kjell y Stian ya terminaron su entrenamiento y son ya verdaderos guerreros de la manada de los Aesir.-
Algunos de los asistentes se rieron y Jens continuó.
- Se que el entrenamiento es duro y que algunos quedaron con cicatrices, pero vale la pena ya que somos la mejora manada caza recompensas de todo Noruega.-
Jens alzó su jarra.
- ¡Salud!-
Y todos brindaron. La siguiente hora fue de risas y comieron de fuentes llenas de bolas de salmón y lutefisk junto con papas.
- Por fin terminamos, Stian. Pensé que no acabaría nunca.- dijo Kjell con una sonrisa y se tocó su cicatriz del rostro.- Lo de las cicatrices definitivamente es cierto.-
- Definitivamente.-respondió Stian.- Aún no me recupero totalmente de la de la espalda. Me quedó una rajadura de 20 cm por culpa de ese oso.-
- Pero supo que los lobos mandamos.-
- Sí, creo que si.-
- Yo usaré mis cicatrices como trofeos y además así quizá le interese a Gro.-
Gro era la mujer más fuerte y más bella de la manada. Era alta, como de 1,75, esbelta, de piel blanca, cabello liso, largo y rubio casi plateado y ojos de un celeste glacial. Se solía sentar al lado de Jens ya que es su sobrina, la hija de su hermano, el difunto Lars muerto en batalla contra unos vampiros que lo atacaron casi en grupo. Gro era amiga de Kjell y Stian pero Kjell quería ser algo más.
- No creo que te funcione con Gro, amigo. La conoces muy bien y ella es muy fuerte a pesar se que termina su entrenamiento la semana que viene y a ella no le impresionan los hombres de rango más alto que ella.-
En ese instante Jens dio por terminada la celebración y todos se pararon de sus asientos y salieron de la posada.
Algunos se quedaron afuera hablando todavía, entre ellos Stian y Kjell.
- Pero te aseguro que Gro será mi novia.-
- ¿No pensarás en casarte ahora? Solo tenemos 20 años y nos queda mucho.-
- No te preocupes, no pienso en nada de eso, todavía.- dijo Kjell y saludó con la mano a alguien que venía de atrás de Stian.- Hola, Gro.-
Gro apareció y abrazó a Kjell y a Stian muy fuerte. Kjell estaba más feliz de lo acostumbrado.
- Felicidades, amigos.-dijo Gro.
- Gracias, Gro.-dijeron Stian y Kjell que se paró derecho para verse más alto.
- Mi tío me mandó a decirles que Kjell se quedará en Noruega para los “asuntos delicados” y que Stian tiene que ir a su cabaña a pedir instrucciones.
- Parece que te tiene trabajo especial.-dijo Kjell.
Los “asuntos delicados” solían ser los trabajos más peligrosos. Generalmente eran atrapar a otros hombres lobo que se encontraban confundidos, locos o simplemente eran unos sádicos. Nunca faltaban.
- Bien, Gro. Kjell, quédate conversando con Gro, quizá le puedas dar consejos para su examen final.-
- Si, Stian.- dijo Kjell y le giñó un ojo.
Stian se encontró con Jens en la entrada de la cabaña.
- Stian, pasa.- dijo Jens y ambos entraron.
Jens le hizo unas señas para que sentara en un sillón de la sala de estar.
- ¿Cuál es mi misión, Alfa?- preguntó Stian.
- Hace poco me llegó una carta de España. Necesitas jóvenes para ir a acabar con unos vampiros que se apoderaron de de un manicomio abandonado. Pero me pidieron que solo fuera uno y ya que tu eres de los mejores hablando español y además eres bueno decidí mandarte a ti.-
- Gracias, Jens.-
- Bueno, Stian. Van a ir caza recompensas de toda Europa y todos van a enviar a los mejores novatos.-
- Me parece genial, Alfa, así conoceré la fuerza de nuestros competidores.-
- Pero ten cuidado, me informaron que ese manicomio está infestado de vampiros locos muy peligrosos.-
- Por Odín juro que tendré mucho cuidado.-
- Bien entonces mañana a las ocho un auto pasará por ti para ir al aeropuerto de Oslo. Habrá gente esperando en el aeropuerto de Madrid para llevar los a todos a un hotel donde te alojarás.-
Ambos se pararon y se dieron la mano.
- Gracias otra vez, Jens.- dijo Stian.

Más tarde, ya de noche, Stian le contó su misión mientras arreglaba sus maletas en la cabaña que compartían.
- Buen trabajo para ser el primero.- dijo Kjell.
- No subestimes el tuyo, Kjell.-
- Bien. Tendré la cabaña para mi solo ahora.- y sonrió se forma pervertida.
- Vas a sufrir mucho.- objetó Stian con un tono bastante irónico.
- Me moriré de la tristeza con mis invitados… o invitadas-
- ¿Pero no querías a Gro?-
- Me dijo que ella quería solo trabajar.- suspiró- Pero ya encontraré otra Valkiria.-
- Yo no creo poder concentrarme en esas cosas ahora que me voy a trabajar afuera del país.-
- En una de esas encuentres a una caza recompensas bella como Freya en Madrid.-
- Estás loco, Kjell.-
- No tientes al destino Stian.-
- Tú no eres adivino, Kjell.- dijo Stian riéndose y cerró su maleta ya lista.- Me tengo que ir acostar, Kjell. Buenas noches.-
- Buenas noches, Stian.- Se despidió Kjell y cerró la puerta de la habitación.
Stian se acostó mirando al techo y cerró los ojos. Mañana sería un día muy agitado y era la primera vez que saldría del país.

Luna de argento - Prólogo

Prólogo

Entonces mi visión se torna en escala de grises. No necesito los colores. Miro la nieve blanca y las paredes negras en la oscuridad, de lo demás se encargarán mi olfato y mi oído. Los ojos de lobo me sirven bastante.
Miro hacia el frente. La furia y la rabia se apoderan de mí. Lo veo. Me mira con los ojos que mira un elefante a un insecto.
¡Qué se cree! ¡Maldito cadáver! ¡Ser antinatural con máscara de humano! ¡Miserable chupa vidas!
Él me mira pero su rostro está en sombras.
Me recuerda a Brisa. No la he visto hace mucho tiempo. Desde que se casó con el búlgaro, Wilhem. Ese granjero la alejó de casa.
Brisa siempre me miraba así cuando se enojaba conmigo…
La extraño. Extraño a mi gemela, a mi otra mitad.
El vampiro se lanza hacia mí a una velocidad que un humano normal no podría alcanzar a ver, pero yo no soy una humana normal. De hecho no soy totalmente humana.
Le agarré del cuello con fuerza. Él no puede creer que una joven como yo puede tener tanta fuerza. Yo iba a ser su presa y ahora él sería la mía. Me mira y sus ojos expresan terror, horror, sorpresa.
- ¿Qué mierda eres tú?- me dice aterrado y con dificultad, le apreté un poco más la garganta.
Tiré mi cabello hacia atrás con mi mano izquierda de modo que la parte izquierda de mi cuello.
- ¿Querías esto?- le susurré y le acerqué mi cuello.
El vampiro, que solo tenía atrapado del cuello, intentó rasgarme el cuello con sus garras. Le apreté aún más el cuello y quedó inmóvil del dolor.
- Te mataré, maldita perra.-
- Estuviste cerca, bloodsucker.-
- Perra presumida. Ahora me hablas en inglés.- dijo y escupió un poco de sangre- Yo hablo inglés desde antes que tu alma siquiera existiera.-
- ¡Uuuuh! ¡Qué miedo!-
- ¡Respóndeme! ¿Qué mierda eres?-
- No estás en la mejor situación para hacer preguntas.- dije mientras le tomaba el brazo y le quebraba la muñeca.- Tú no tienes más de unos años de ser vampiro, mentiroso. Eres muy débil.-
Lo golpeé contra el piso y ahí lo retuve. Hice crecer mis propias garras y le rasgué la ropa hasta que encontré una cruz de oro y una billetera. Saqué el dinero y observe la cruz. Estaba tallada y en el centro tenía una piedra negra, seguramente ónix.
- Tu joya está muy linda. Pero ahora será mía junto con tu dinero, porque muerto no lo vas a necesitar.-
- Déjame ir. Soy un hombre rico y te puedo dar lo que quieras si me dejas libre.-
- No.- dije tranquilamente y dejé la cruz, la billetera y el dinero tirados en el suelo.
Me miró más asustado aún. Vio que mi mano con afiladas garras se acercaba a su pecho.
- ¡¿Qué me vas a hacer?!- exclamó asustado.
- Voy a hacer que disfrutes tu segunda muerte.-
- ¡Noo!-
Metí la mano en su pecho y saqué su corazón, que latía con prontitud por su agitación. Él todavía no moría, es un vampiro así que tengo que destruir su corazón para matarlo.
- ¿Por qué matas a tus iguales?-
- Yo no estoy muerta. No soy una asquerosa sanguijuela como tú.-
Saqué de mi bolso una botella de desodorante espray y un encendedor y rocié su corazón, el cual había dejado en el piso.
- ¡No me mates, sea lo que seas!-
- Soy cambia formas, soy mujer lobo.- le dije y encendí su corazón, que se hizo cenizas al mismo tiempo que su cuerpo que gritaba de dolor.
Los hombres y mujeres lobo siempre habíamos sido más fuertes que los vampiros, además de estar más conectados con la naturaleza.
Mi maestra me mandó a matar a ese vampiro porque era un asesino muy idiota. Dejaba los cadáveres de sus víctimas tirados, violados y medio descuartizados en callejones.
Tenía predilección por las jóvenes de 17 años, como yo. Y me mandaron a mí.
Vine desde Grecia a cumplir mi segundo trabajo de prueba y fue muy fácil. Pero me extraña que en Madrid no se hubieran encargado otros hombres lobo, como la manada de Los Aesir, los nórdicos y una de sus mejores competidores entre los caza recompensas. O la manada de Los Sab, los egipcios que se hacen llamar a sí mismos “Chacales”.
Me puse mi saco largo rojo que tiré entre unas cajas para que no ensuciara con la sangre del vampiro, y me lavé las manos con agua mineral que tenía en mi bolso. Tomé el dinero y la cruz, los metí en mi bolsillo derecho y caminé un poco y me encontré con la Calle Del Arenal y vi la iglesia de San Ginés. Había perseguido al vampiro desde esa iglesia.
- ¡Qué descaro, el del vampiro! ¡Ir a la iglesia antes de matar!- pensé.
Esperé un taxi y pedí que me llevara al aeropuerto. En el aeropuerto llamaría a mi maestra para confirmar que la misión estaba cumplida. Todavía era de noche pero aún era temprano, apenas eran las 10 pm. Tenía que regresar enseguida a Atenas.
Yo no nací en Atenas, nací en San Petersburgo, en Rusia, con mi hermana gemela Brisa. Mi familia era nómada así que nos pusieron nombres provenientes de distintos países que les habían gustado.
Sabían muchos idiomas, solo éramos mujeres y eran brujas.
A mí me pusieron Helena por Helena de Troya y a mi hermana Brisa que significa viento suave en español.
Extraño a Brisa, no la he visto desde que se casó con Wilhem.
Y yo me alejé de mi familia para buscar mi rumbo. Fui a Atenas y encontré un lugar al que pertenezco. A mi manada. Al territorio de mi manada. La manada de Los Espartano-Atenienses, pero nos llaman Los Olímpicos porque todavía creemos en los dioses.



El comienzo...

En este blog publicaré mis historias propias... ya veré si se vuelve algo interesante.