martes, 29 de marzo de 2011

Luna de argento - Capítulo 2

Capítulo 2


Helena ya estaba en Madrid cuando le llegó el E-mail de su jefe desde Grecia, así que se dirigió al Hotel Ritz Madrid y pidió si habitación.
Desde la primera misión de entrenamiento que la mandaban fuera de Grecia. Estaba acostumbrada a países nuevos, pero ya había hecho muchos trabajos en España como para considerarlo un país nuevo.
Se encontraba a las 2 pm en la entrada del hotel cuando vio que se acercaba un minibús negro.
Del asiento del co-piloto salió un hombre vestido con un traje italiano, seguramente muy caro, y unos zapatos de serpiente, obviamente aún más caros. Tenía puestas unos lentes oscuros y tenía su pelo negro peinado para atrás.
El hombre se acercó a Helena y le estrechó la mano.
- Buenas tardes. Usted debe se la caza recompensas que viene de partes de los Espartano-Atenienses.- dijo el seriamente.
- Sí. Soy Helena.-
- ¿Cuál es su apellido?-
- A los lobos no nos gusta decir nuestro apellido.- dijo ella secamente.
- Discúlpeme, es la primera vez que nos toca trabajar con lobos.- respondió nervioso.
- ¿Para qué es el vehículo?- preguntó Helena.
- ¡Ah, sí! Tengo que reunir a los contratados.- dijo y abrió la puerta del minibús.
Del minibús salieron muchas personas de diferentes etnias europeas. Había una mujer rubia con tonos pelirrojos vestida con un traje y zapatos de diseñador con lentes oscuros y joyas, que si no fuera que al tropezarse al bajar del minibús tiró una grosería no sabría que era francesa y otros hombres y mujeres.
Cuando todos salieron del minibús, el hombre con el que estaba hablando Helena se dirigió a todos.
- El equipaje viene en una camioneta y será llevado a sus respectivas habitaciones.- uno de los botones del hotel estaba repartiendo unas tarjetas magnéticas.- Las tarjetas son la llave para sus habitaciones y tenemos registrado para quien es cada habitación.-
Entonces Helena levantó la mano, también todos la miraron.
- ¿Vamos a hablar del trabajo?-
- Síganme todos.- dijo el hombre y los condujo a una sala dentro del hotel.
Otros hombres vestidos igual que el hombre que los guió cerraron las puertas de la sala.
Entonces vio Helena que eran 6 personas las contratadas, 3 hombres y 3 mujeres, ella incluida.
- Bien, mi jefe el señor Fernando De Aragón, compró el terreno en el que se encuentra un manicomio abandonado. Yo soy Javier Ferrer, un asistente del señor De Aragón. Descubrimos que estaba lleno de vampiros que eran enfermos del mismo hospital cuando mandamos a un grupo de cazadores de vampiros.- Javier suspiró.- Antes que los vampiros los masacraran uno de ellos nos dijo que era culpa de un vampiro que transformó a los enfermos para divertirse.-
Javier se detuvo unos segundos murando al piso con preocupación y luego siguió.
- Nosotros solo somos humanos y unos conocidos nos dijeron que ustedes los hombres lobo son los más indicados para exterminar seres peligrosos. Así que mandamos a llamar a las manadas más conocidas de Europa y pedimos sus servicios.-
Javier tomó una lista.
- Karl, de la manada de Los Vanir.-dijo Javier y uno de los hombres más altos (como de 1,88) asintió, un rubio de ojos verde oscuro y pelo corto vestido con un abrigo largo gris.
- Anne Marie, de la manada de Los Galos.-
La rubia que se había tropezado al bajar del minibús asintió. Ya no tenía puestos sus lentes oscuros y se le veían sus ojos negros.
- Paolo y Bianca, de la manada de Los Nerobosco.-
Una mujer y un hombre morenos de ojos grises vestidos de negro asintieron.
- Stian, de la manada de los Aesir.-
Un hombre de 1,90, pelirrojo, de pelo largo atado y ojos verdes muy claros asintió.-
- Y Helena, de la manada de Los Espartano-Atenienses.-
Helena asintió. Pero Javier no dejó de hablar.
- Ustedes son los mejores novatos de sus manadas.- Sonrió.- Iremos mañana a las 8 am al manicomio que está al lado de un bosque a las afueras de Madrid. Yo los tengo que dejar. Nos vemos a las 8 am en la entrada del hotel. Los dejo para que se conozcan.-
Luego de esas palabras Javier y los otros hombres se marcharon.
En la sala había una mesa y todos se sentaron en las sillas de su alrededor.
- God morgon, es un placer trabajar con ustedes- dijo alegremente Karl.- Vengo de Suecia pero mi manada es de Noruega y Suecia.-
- Lo sé.- dijo Stian.- También sé que el nombre de tu manada es el nombre del grupo dioses nórdicos más pacíficos.-
- Es que somos muy sociables.- le respondió con una sonrisa.
Uno de los italianos, Paolo, miró a Helena y preguntó:
- Tú eres de Los Olímpicos.-
- Sí, nos suelen llamar así.-
- Tu manada no es la única politeísta, Helena. La mía y la de Stian también lo son.- dijo Karl.
- Yo soy celta pero no estoy en contra de sus religiones. Si somos un equipo nos debemos respetar.- dijo Anne Marie echándole una mirada seductora a Karl.
- Gracias, Anne Marie.- agradeció Karl sonriéndole.
- Mi hermano y yo somos politeístas también, pero eso no importa mucho. Quería preguntarles si ustedes ya han peleado contra vampiros.- interrumpió Bianca.
Todos asintieron.
- Entonces no será muy difícil.- dijo Paolo.
Helena observó a los hermanos italianos. Tenían ojeras y parecían algo cansados. Paolo tenía una cicatriz en el cuello, parecían garras.
Se había quedado distraída mirando la cicatriz cuando Paolo le dijo algo que no alcanzó a escuchar.
- ¿Qué dijiste? No te escuché discúlpame.- reaccionó Helena.
- Qué fue una bruja negra la que me hizo esta cicatriz. Unas uñas humanas arregladas para dañar realmente sirven para su propósito.- dijo Paolo sonriendo.
- ¡Oh, discúlpame! ¡No debí haberme quedado mirándote!-
- No hay problema, Helena.-
Entonces, al mirar a otro lado, Helena vio que Stian estaba mirándola.
- No pareces griega.- le preguntó Stian.
- Nací en San Petersburgo, Rusia. Mi familia era nómada así que soy una mezcla de toda Europa.-
- Sí, lo noté porque pareces rusa pero tienes ojos oscuros y la mayoría de las rusas tiene ojos claros. Además no eres rubia casi platinada como la mayoría de las mujeres del norte, tu color de cabello es dorado, como las rubias griegas de los mitos antiguos.- dijo Stian sin sacarle la mirada de encima.
Paolo se rió a carcajadas igual que Karl y Anne Marie.
- Eso fue una excelente observación, Stian.- dijo Paolo.
- ¡Vamos! ¡Como si tú no lo hubieras descubierto antes!- le acusó Bianca casi riéndose.
Paolo miró a Bianca enojado.
- Parece que seremos una grupo bastante bueno, ya nos estamos divirtiendo.- comentó Karl.
- Stian es muy bueno observando a la gente pero estoy segura de que, en mi caso lo hizo para saber sobre mi manada.- dijo Helena.
- Acertaste, Helena. De todos los del grupo tú eres mi mayor amenaza.- le contestó Stian.
- ¿Por qué?- les preguntó Anne Marie algo preocupada.
Karl se acomodó un poco en su silla y dijo:
- Yo lo puedo explicar. Sus dos manadas están casi completamente constituidas por guerreros, caza recompensas y asesinos. Son competencia.-
- ¡Qué raro! ¡Yo juraría que había escuchado que los Atenienses eran científicos y estrategas.- dijo Bianca.
- Eso es un plus.- dijo Helena y rió.- Es las mezclas de los guerreros espartanos y los filósofos atenienses. Nos hacen estudiar como condenados.-
- En cambio en mi manada son como vikingos modernos.- dijo Stian.
- Igual que en la mía.- comentó Karl.
- ¡Por la gran Dana! ¡Dos vikingos! ¡Qué emocionante!- exclamó Anne Marie emocionada.
- Si fuera por eso también hay dos romanos, una griega y una celta.- dijo Paolo.
- Un buen equipo, creo yo.- expresó Bianca con una sonrisa algo maquiavélica.

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