martes, 10 de mayo de 2011

Mal Espionaje (fan fiction Hermandad de la Daga Negra)

Capítulo 7

En el club que habíamos elegido para aparecer no había más que basura. Love estaba conmigo y me acompañaba en mi cruzada en busca de algo de alimento. Nueva York era una ciudad llena de hombres con los qué follar, pero no había muchos vampiros. Mi puta condición como vampiresa me hacía necesitar sangre cada cierto tiempo, y sangre de otro vampiro y macho. Pero esta ciudad no tenía muchos vampiros. No! Esa cuidad soñada era Caldwell. Pero Caldie era también la ciudad donde residía el Rey Wrath y su Hermandad de la Daga Negra y no queremos ser detectadas. Así que me veo obligada a tomas sangre de humanos excitados en clubes donde nadie notaría su ausencia o lo diferentes que estaban después de que les tomaba sangre. Porque yo no tomaba poco, siempre había sido voraz.

Hace poco que había me había chupado a un idiota que vi y me calló mal. Me gustaba seducirlos, tomarles la sangre y luego, viendo su debilidad y sólo si tenían mucha cara de idiota, les pateaba hasta que su mierda quedaba en mis botas. No es que fuera una perra, bueno sí, pero es que: Primero, yo con hambre soy el demonio reencarnado, y segundo, siempre buscaba para alimentarme lugares dónde la agresión estuviera asegurada. Esta vez era un club nocturno lleno de metaleros y góticos. Esta noche ocurrieron dos peleas en el club y yo había provocado una de ellas.

Con Psychosocial de Slipknot de fondo, recorrí el camino hasta los baños del local. Algunos tipos se quedaron mirando mi trasero. Hoy estaba vestida con pantalones de cuero negro y con un corset también de cuero negro y una gabardina larga negra de cuero con forro de raso rojo sangre. Un cinturón con tachas de acero plateado desviaba la atención de mis dos Glock rojas, mis tres estiletes, mis dos navajas y mi paralizador eléctrico. Tenía unas botas negras de cuero reforzadas por dentro con acero. Realmente nadie sería muy feliz de recibir una patada en la cabeza de mi parte.

Llegué al baño de hombres, el lugar preferido por Love para alimentarse. Entré y enseguida escuché los quejidos que señalaban escandalosamente que Love estaba follando con su comida. Me paré frente a la puerta de la cabina de la que provenían los gemidos y golpes.

- Love! ¿Eres tú?- dije en voz alta.

Casi al instante dos golpes fuertes retumbaron en la puerta de la cabina. Sí, era ella. Esa era su señal.

Entonces abrí la puerta pensando que ya habían acabado ya que los gemidos de Love habían cesado. Gran error. Me encontré con Love con las piernas enlazadas alrededor de las caderas de un tipo muy alto con aspecto de duro. Viendo cómo estaba metido profundamente en Love, ya lo creía. Pero el aspecto de dureza se fue un poco a la mierda cuando veías la cara de placer que ponía cuando mi amiga se movía. Comprendía por qué Love ya no gemía, él la tenía atrapada contra una de las paredes de cubículo pero ella ya estaba con sus dientes incrustados en su yugular al mismo tiempo que ondeaba las caderas. El tipo tenía unas cadenas rodeando la cintura de Love y sostenía sus puntas de modo que ella fuera pegándose a su cuerpo. ¡Qué creativos eran! No se me habría ocurrido. El tipo ya lo había visto antes, era uno de los guardias del lugar: uno de los tipos más fuertes del lugar y con aspecto más de patea culos. Siempre con sus pantalones militares negros, sus botas militares y su camiseta sin mangas que resaltaba sus horas de entrenamiento golpeando capullos. Su mirada fría y acero verdoso, su pelo negro un poco largo y sus casi dos metros de altura le encantaban a la cazadora. Love lo había elegido desde hacía un mes, desde la primera vez que habíamos entrado al club. El tipo no le era indiferente, habían hecho la danza del apareamiento desde la primera vez que se vieron a los ojos. Ahora mi amiguita aprovechaba esa atracción sexual para follárselo salvajemente y alimentarse al mismo tiempo. Ella se había puesto una minifalda de cuero, un top de cuero muy apretado y escotado que hacía relucir sus grandes encantos y unas botas de cuero que llegaban hasta más arriba de las rodillas con cordones y taco aguja (pocos sabían que ella usaba ese tipo de botas porque esos tacos se pueden incrustar fácilmente en los cráneos.

Vale, sí. Estaba haciendo de voyeur mientras Love se follaba a un tío en el baño, pero una siempre podía aprender de las movidas de Love.

Observé que ella comenzaba a lamerle el cuello para cerrar las heridas de su mordedura. Y escuché el susurro que le hizo Love al guardia.

- Eres bueno, ya vas a acabar y yo también. –

Ella se agarró se sus pelos y se movió más rápido y él dio un gruñido ronco y se descargó dentro de ella al mismo tiempo que ella hacía un gemido fuerte.

Love se afirmó de los hombros del guardia y se desenlazó de sus caderas. Me miró con una sonrisa satisfecha y me mostró que tenía unas marcas cerca de la ingle mientras se bajaba la minifalda y se ponía su gabardina de cuero y salía de la cabina. Le dijo en voz baja algo al guardia quien le sonrió. Noté un olor especiado en el aire.

Salí del baño junto con ella.

- ¡¿Qué mierda?! ¡¿Era él lo que yo pienso que es!?- le dije con voz no muy alta pero muy marcada.

- ¿Vampiro? Si. ¿Tengo buen ojo, verdad? Lo supe hace una semana pero hoy le dije que yo también lo era. Así que estoy bien alimentada. – la sonrisa oscura de Love relucía en su rostro como un malo de una película de terror. – Si quieres la próxima te lo comparto y hacemos un trío. –

- No seas idiota, Love. Tenemos que borrarle la memoria.-

- No sabe que soy cazadora y él no dirá nada porque quiere más de un polvo conmigo. Ninguno de los demás guardias sabe que él es vampiro y yo mantendré su secreto a cambio de que él mantenga el mío.- me dijo al mismo tiempo que salíamos por una de las puertas traseras.

Salimos a un callejón oscuro donde había un tipo vendiendo droga a unos hombres que parecían ser muy importantes con trajes de marca.

Uno de los tipos elegantes se dio vuelta y apuntó con su arma a Love.

- Ni una sola palabra, putas. – nos gritó.

Bien, no hablamos. Ni siquiera cuando me desmaterialicé detrás del tipo y le rompí el cuello. Love se apareció detrás del otro y le pegó una patada voladora en la cabeza. El vendedor de droga sacó un cuchillo y me atacó pero Love sacó una daga de dentro de su gabardina.

- Sé que dicen que el tamaño no importa pero mi cuchillo es mas grade que el tuyo, Sr. Heroína. – y entonces la daga en cuestión de segundos estaba en medio de sus ojos. El tipo que había pateado Love se levantó y Love le dio otra patada en la cabeza pero esta vez clavándole el tacón.

Love lo sacó y se paró con total equilibrio. Era una hembra soldado igual que yo. Nosotras no éramos entrenadas para ir sigilosamente acabar con alguien o a sacar información, eso era el trabajo de asesinas y espías. Love y yo somos línea de ataque y sólo éramos llamadas para atacar lugares. No éramos, somos las guerreras.

Mi móvil sonó y atendí. Era Banshee.

- Hola, Eris. Desmaterialícense al lado del auto de Alex. Encontrarán las coordenadas en sus móviles. Es en Caldie. Prepárense para el ataque a fuerzas especializadas.-

- ¿Caldwell? – dije cuando miré las coordenadas y perdí el aliento al darme cuenta de qué se trataba la misión. - ¿Daga Negra?-

- Afirmativo, Eris. Tienen a Eriphar y a Angel. En las coordenadas en 10 minutos a partir de ahora. – Ban cortó.

Respiré impresionada y miré a Love. Ella recibió las coordenadas y me miró expectante. Respiré profundo ya sintiendo emoción y satisfacción.

- ¿Estás lista para medir fuerzas con unos guerreros vampiros de elite?- le pregunté sonriendo.

Ella me dedicó una sonrisa maquiavélica y asintió.

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Erip estaba riéndose mientras cantaba una canción en alemán y reproducía la batería de la canción con sus palmas en sus piernas. Tenía los ojos cerrados.

El rey de los Symphath y el rey de los vampiros discutían acaloradamente desde que Rhage, el hombre más sexy que hubiera visto en mi vida, hubiera recibido una llamada de Witch diciéndole que tenían a Z, el macho de la cicatriz en la cara.

- Tienen a Z. Tenemos que entregárselas. – dijo el macho que había identificado como Butch.

El rey symphath apuntó a Erip y gritó a Butch.

- Ella es symphath y nadie en la colonia sabía de su existencia. Ella me pertenece.-

Eso me comenzó a enojar.

El rey Wrath, que todavía estaba sentado pero tenso, también le habló.

- Poli, Rehv tiene razón. Esa hembra existe sin que nadie se ocupe de que haga estragos o ataque a la raza. Tiene que irse a la colonia.-

Esa sí que no se las aguantaba.

- ¡Escúchenme, malditos tiranos! ¡Eriphar no se irá a ninguna maldita colonia! Nosotras no pertenecemos ni somos mandadas por ninguna raza ni puto credo. Somos cazadoras y nada más que eso. No lastimamos a nadie que no nos haya lastimado antes. ¡Nuestro líder es la única persona que dice a dónde vamos y punto!- les grité.

Rehvenge se me acercó enojado, pero yo hablé antes que él.

- ¿Qué me vas a decir ahora, macho? ¿Llévenme con su líder? ¿Te las vas a dar de alien con nosotras, Liz Taylor?-

Entonces el sexy rubio de Rhage se me acercó a toda velocidad y me dejó estampada contra el sofá.

- Te quedarás callada hasta que Z vuelva ¿Entendido?- mi dijo con una voz baja y amenazadora.

Desde que lo vi tuve la sensación de que ya lo había visto. Había algo que me resultaba conocido en ese alto y sexy guerrero rubio. Y entonces, lo supe, lo recordé.

- Tú tienes un tatuaje de un dragón multicolor en la espalda.- le dije tranquila.

- ¿Qué dices?- preguntó sorprendido.

- Un enorme tatuaje de un dragón multicolor en tu espalda. Me acuerdo de él. – dije ya aliviada de recordarlo todo. – Hace un tiempo vine a Caldwell. Quería ver la vida nocturna del lugar, y te encontré no me acuerdo si en el Screamer’s o en el One Eye. – Miré en dirección a Rehv. –No me podía arriesgar a entrar al Zero Zum. Te encontré y tenías un aura de estar algo necesitado y fui hacia ti. No me había divertido tanto en años. – al decir la última frase solté un risa. De hecho casi se me sale el alma del cuerpo cuando tuve este memorable orgasmo.

Los ojos de huevo frito de Rhage… no tuvieron precio.

Luego comenzaron a hablar y comentar cosas en el idioma antiguo (Alex nos lo había enseñado) pero no era nada relevante para conservar mi vida y la de Erip.

- Las hembras se quedan aquí vigiladas por el poli y V hasta que los releven John y Qhuinn. Nosotros vamos a acabar con las amenazas en la mansión.- dijo el rey, pero muchos se quedaron rígidos.

Comprendiendo que no les agradaba que nos quedáramos sin estar atadas no les agradaba. Me propuse a hablarles hasta que vi que V se sacaba el guante.

- Se mueven y yo mismo me encargo de volverlas cenizas. -

Al escuchar eso ellos se fueron.

V se sentó en un sillón que estaba al lado del sofá y Butch en el sillón que se encontraba al otro extremo del sofá.

- Puedes prender la tele si quieres. – dijo Erip como si nada estuviera pasando con una sonrisa en sus labios.

- Genial porque los Sox están jugando contra los Angels.- dijo Butch y prendió el plasma.

V miró molesto a Erip.

- ¿Crees que es broma que las voy a matar? – le preguntó

- Sí, pero si muero aburrida no me lo perdonaré. –

- Pero si ya estarás muerta, Erip.- le dije yo.

- No después de que desate el Apocalipsis zombie.- me respondió y puso una expresión muy rara.

Butch se quedó mirando a Erip, igualmente V.

Respiré profundamente.

- Tienes terminantemente prohibido ver películas de Zombies, Erip. –

Erip miró la pantalla plasma.

- No me gusta tanto el Baseball.-

V y Butch volvieron a mirar raro a Erip.

- Son de Boston, lo que me agrada. Pero yo jugaba Basketball y me gustan los Celtics. –

Butch, que parecía haber estado aguantando la respiración, decidió hablar.

- ¿Los Celtics? –

- Sip, Boston es entretenido y es hogar del restaurant que tiene el record Guinness del plato más picante del mundo.- dijo entusiasmada.

Ahí vamos de nuevo, Eriphar y su obsesión por el estado de Massachusetts. Salem, Boston… simplemente me tiene enferma.

Miré a V y apunté a su mano. Él me miró desconfiado.

- Estoy lista para morir. Va a comenzar a hablar de Massachusetts y quiero morir antes de escuchar más. –

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Estábamos en el auto y nadie se había dado cuenta. El enmascaramiento de Ban funcionaba a la perfección. Mi Audi R8 estaba estacionado justo frente a la mansión y ellos no se habían dado cuenta.

Soy la jefa de las cazadoras y mi vida no había sido fácil.

Mi padre era un vampiro de la aristocracia en el antiguo país y el hecho de que mi madre me estuviera esperando y que ella fuera humana fue lo que hizo que lo excluyeran del Glymera. Mi madre murió en mi parto y mi padre la amaba. Antes de morir, mi padre le dijo a mi madre que yo me llamaría Alexhandra, en honor a mi abuela paterna. No se volvió a casar y yo fui criada por mi padre y un tío, junto con mi primo que me llevaba 20 años.

Al llegarme la hora de la transición descubrí por qué nos habíamos mudado con este tío en particular: ni él ni mi primo de juzgaba por ser mestiza, y mi primo tenía sangre lo suficientemente pura como para que yo sobreviviera a todo. Viví e irrevocablemente me enamoré de mi primo.

Pero una noche cuando volvía de hacer un recado con unas doggen vi mi casa en llamas y unos lessers sacando lo poco de valor que quedaba en la casa y vi cuando se llevaban los cadáveres de mis seres queridos.

No tenía dónde huir, mis otros familiares no me querían, así que caminé sin rumbo por el bosque, donde me encontré a Banshee. Me dijo sin pudores lo que era y yo la acepté totalmente como mi amiga.

Juntas robábamos para sobrevivir hasta que unos hombres me encontraron y me informaron que tanto mi tío como mi padre me habían dejado una herencia.

Con ese dinero compré una casa enorme bien escondida y allí entrenábamos con Banshee y reclutábamos a las demás hembras que habían quedado solas, a la deriva y sin familiares.

Queríamos ser fuertes y saber todo lo posible para poder sobrevivir sin necesidad de machos. Nadie nunca más nos dañaría y tendríamos los conocimientos y la fuerza suficiente. Las costumbres machistas del Glymera nos asquean incluso ahora.

Ahora frente a al mansión vine a rescatar a una de mis activos, a una amiga, a parte de mi familia.

Banshee a mi lado lucía su vestido rojos corto y entallado, su abrigo largo de lana fina color negro, su pelo castaño suelto y tenía puestas sus gafas oscuras. Yo sabía bien lo que tenía que ocultar. Pude ver que tenía sus audífonos y su reproductor de MP3.

Yo sólo vestían un traje con pantalón color negro, pero eso sí, todo Chanel. Teníamos que esperar la llegada de Eris y Love. Dafne había llegado hace unos segundos y estaba afuera del auto vigilando.

Unos golpes al cristal del auto me avisaban de una novedad.

- Un macho de pelo largo, muy grande y bien vestido se materializó frente a la mansión. – nos dijo Dafne.

- ¿Qué hiciste? – le preguntó Ban.

- Atado y amordazado. Listo para su control, Banshee.-

- Me encanta como trabajas, Daf. – le dije y le sonreí. Luego miré a Ban. – Tenemos nuestro boleto de entrada a la mansión sin que nadie nos ataque. –

Ban me sonrió y se dirigió a Dafne.

- Yo me encargo de él.- me miró. – Lo controlaré y te lo traeré, Alex.-

Me guiñó un ojo y salió del auto.

Alexhandra hija de sangre de Crahving, llego tu turno de entrar en acción.

Mal Espionaje (fan fiction Hermandad de la Daga Negra)

Capítulo 6

Había estado esperando lo suficiente aquí afuera y me estaba cabreando.
- ¿Cuánto dijo Angel que la esperáramos? – Preguntó Witch mientras se entretenía afilando su puñal favorito.
- 45 minutos. –dije tratando de controlarme y luego le arrebaté el puñal y saqué un pañuelo que tenía en mi bolsillo. Inmediatamente froté el arma. –Esta fue una de mis obras maestras y detestaría que fuera arruinada por… tu inexperta mano de asesina.-
- Yo no soy inexperta. – me contestó casi fulminándome con la mirada.
- En tratar cuchillos de la forma en que se debe, sí.-
Witch iba a responderme hasta que Joanna nos tiró a cada una… un piedrazo en la cabeza.
- ¡¿Qué mierda?!- exclamamos casi a unísono.
- Ya han pasado 45 minutos. – Joanna sonrió. – Creo que nos toca hacer unos cuantos destrozos en nombre del amor fraternal. –
Abrí mi maletín y saqué una katana pequeña, dos cuchillos de caza, dos Sig Sauer y… un mandoble estilo medieval (mi joyita porque me costó muchas quemadoras el hacérmela).
Cuando terminé de armarme noté que Witch y Joanna me miraban.
- ¿Pasa algo?- les pregunté.
- Mas allá de que mis filetes desearían ser cortados con esos cuchillos, nada. – respondió Joanna con las cejas arqueadas.
- Me encantan mis cuchillos. –
- Lo notamos, cielo. –suspiró Witch mientras le ponía silenciados a sus cuatro Semiautomáticas y se las escondía bajo su cazadora negra.
- Ustedes encárguense de lo suyo y yo de lo mío.- espeté molesta. Las asesinas siempre hacían el mismo problema, subestiman a la armera. Pero nunca se dan cuenta cuando la eficiente armera le salva su culo.
El móvil de Witch sonó y ella lo atendió rápidamente.
- ¿Si? – Su rostro se contorsionó primero en señal de preocupación y luego en una sonrisa de satisfacción.- ¿Enserio, Ban? Entonces me divertiré en grande. – recibió una respuesta. – Bien. Nos vemos. –
Cortó y nos miró.
- Hermandad de la Daga Negra: Vampiros de 2 metros de estatura promedio armados hasta los dientes y muchos con “armas secretas”-
- Entonces el chip que iba a infiltrar Angel ya está insertado.- dijo Joanna sonriente.
- ¿Qué comes que adivinas, Kattra?-
- Quisiera un pastelito de chocolate con crema pero estoy a dieta.-
Saqué de mi maletín (mágico ya hasta ahora) dos puñales y dos dagas, dándole una de cada una a Witch y a Joanna.
Al recibirlo Witch me sonrió.
- ¿Qué tienen estas armas de especial?-
- Veneno de ortiga concentrado… no matarán pero dolerán como la mierda. –
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Wrath estaba en el Pit, y junto a él estaba Rehvenge.
Había oído ya sobre él. Hace poco recibí la noticia de que la colonia de symphath tenía un nuevo rey, y ahora aquel rey se encontraba frente a mí.
Rehv, como le llamaban los demás, me miraba fijamente.
- Eres mestiza, ¿verdad? – No le respondí y traté de no hacer ningún movimiento ni ningún gesto. - ¿Por qué no pude captar que eras symphath?-
- Soy humana. – dije firmemente.
A eso no tuve pregunta por parte del ojitos de amatista. Miré a Angel y esta asintió.
- Creo que no vale la pena mentir cuando ya fui descubierta. – Escuché un gruñido de V.- Soy un cuarto symphath.-
Angel me sonrió, a ella le gustaba que yo no mintiera.
- Mi madre era mestiza humana-symphath. A ella le costó vivir con su condición. Pero en mi caso es un poco más complicado. – Suspiré. –Mi sangre humana no es suficientemente fuerte como para “pelear” con mi lado oscuro. Así que, si no me controlo mentalmente, me vuelvo una psicópata y sádica. –
No pude evitar mi sonrisa con lo que dije.
Angel se largó a reír, parece que no le molestaba estar atada… aunque debo adimitir que estar atada me recuerda a cierto jueguito en la cama…
- ¡Échale la culpa al symphath! – comentó Angel todavía riéndose.
- ¡Vale! También soy una loca por naturaleza. La cosa es que si me controlo puedo pasar desapercibida frente a los mismos symphath.-
No sé por qué jodida razón tenía ganas de silbar “Like a virgin”.
Todos en la habitación (los mismos que me habían atrapado e intentado interrogar en un principio) miraron hacia Angel.
Wrath se acercó a ella y la miró directo al sofá.
- ¿Eres symphath?-
- Nop.-
- Eres humana.-
- Eso no te lo puedo responder con un si o con un no.-
Rehv miró fijamente esta vez a Angel.
- ¿Cuál es tu nombre?-
- Angel.-
- ¿De qué eres mestiza?-
- De otra especie, así que no me mires como a tu súbdito.-
Eso como que provocó un silencio incomodo. Y yo iba a tener que evitar que jodieran a mi Angel.
- Me estoy cansando de estar atada.- canturreé.- Las cuerdas me excitan.-
Todos se me quedaron mirando.
- ¿Qué? Sólo lo comentaba… la lucha me gusta. – meneé las cejas.
- ¿Aunque las cuerdas te estén cortando la circulación?- me preguntó V con una extraña expresión.
- Ah! Eso?- hice una señal con la cabeza a Angel y ambas mostramos que ya no estábamos atadas de manos.
Otro silencio… Parece que no tuve tanto éxito en evitar que se callaran.
- Van a tener que enseñarme a hacer eso.- dijo Rhage y Angel volvió que darse mirándolo y, por consiguiente, estaba embobada.
- Angel lo aprendió por sobrevivencia.-
- ¿Y tú? –Preguntó Wrath
- Nunca me acordaba de la palabra secreta.- le dije y le giñé un ojo.
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Kattra caminaba adelante mío.
Pensar que entraría en territorio de… mi raza.
Sonaba raro cuando lo decía.
Yo había sido abandonada en un orfanato donde viví una infancia muy tranquila. No tuve problemas con nadie. Sin embargo, siempre sentí que algo sucedía a mí alrededor. Esa misma fue la sensación que hizo que yo escapara de mi cálido hogar tan solo cumplí la mayoría de edad.
Pasé un tiempo (más bien años) trabajando en la ciudad en lo que pudiera conseguir: camarera, bailarina. Todo por encontrar ese algo que me llenara.
Una noche estaba caminando por un callejón y escuché ruidos de peleas. Me asomé para ver si alguien necesitaba ayuda médica y vi a una mujer rubia de pelo liso, largo y no muy alta encima de un tipo que parecía haber sido metido en blanqueador. Percibí un olor dulzón a talco de bebé.
Entonces la mujer alzó el cuchillo y se lo clavó en medio del pecho y el tipo se hizo cenizas… eso no me lo esperaba.
La mujer se paró, me vio y caminó hacia mí. Ella estaba sonriendo… y tenía colmillos. La vida te da muchas sorpresas.
Ella olió el aire y se paró en seco frente a mí.
- Tienes que venir conmigo. Estás en peligro.- me dijo.
- Pero si ni siquiera me haz dicho como te llamas.- le espeté.
- Soy Alex.- me respondió urgida.
Me llevó a una casa que yo creía abandonada donde había más mujeres. Las Cazadoras. Ellas me hicieron unos análisis y descubrieron que era un cuarto vampiro. Me dijeron que no pasaría por lo que ellas llamaban “la transición” y que no me preocupara. Pero ya me habían abierto los ojos a un mundo al que yo sabía que pertenecía y pedí que si había alguna forma de ser vampiro… lo sería. Y me ofrecieron un ritual.
Fue lo más doloroso y peligroso que haya vivido. Habían conseguido a un macho vampiro cuya memoria fue borrada cuando todo terminó. Las cazadoras eran invisibles y no existían para nadie que no fueran ellas mismas. Nadie las conocía sea la raza que sea.
Unos sonidos de pasos me hicieron salir de mi flashbacks. Habíamos entrado a la mansión y yo ni me acordaba. Uno de estos días una distracción así me llevaría a la tumba.
Nos metimos rápidamente en una habitación y yo miré por el cerrojo de la puerta. Los pasos eran de un tipo enorme, rapado y con una cicatriz que atravesaba su rostro y le deformaba parcialmente el labio superior.
El tipo pareció percibirnos. Tomó su móvil y habló con alguien… para luego colgar y dirigirse a “nuestra puerta”.
Rápidamente tomamos posiciones: Yo detrás del lado de la entrada que quedaría detrás de la puerta cuando esta se abriera, Joanna del otro lado y Kattra sería nuestra distracción.
El hombre abrió la puerta con una Sig Sauer en la mano y contempló muy alerta a Kattra que le sonreía mientras jugaba con un puñal que lanzaba y atrapaba constantemente.
Entonces Joanna le dio un culatazo tan fuerte que el sonido retumbó por toda la habitación. Yo cerré rápidamente la puerta alcanzando a ver cuando el ya inconciente hombre caía al suelo y hacía otro ruido fuerte al impactar con el piso. ¡Si que somos discretas!
Kattra lo revisó y le sacó el móvil y todas sus armas. Me lanzó el móvil.
- Te toca negociar, Witch. –
Llamé al último número que salía que había llamado. Un hombre contestó.
- ¿Z? ¿Había algo allí?– dijo el hombre.
- Si consideras entre lo que llamas alguien que tiene al tal Z inconciente, en el suelo y desarmado… sí, había alguien.-
- ¡¿Quién eres tú?!- gritó el tipo.
- Verás, mi nombre no importa. Creo que lo que más importa es que ustedes tienen a dos personas que nos importan. Y si Z les importa… - tomé el móvil y le hice una seña a Joanna que disparó un almohadón de un sillón con su arma con silenciador. Puse el móvil lo suficientemente cerca como para que se escuchara el tiro aunque hubiera silenciador de por medio. - … el próximo disparo no será en el cuerpo de su hombre.-
El tipo dijo algo que realmente no me importó porque este es mi estilo de negociación y punto.
- Cuando lo hayan meditado pueden llamar de vuelta. – dije y le corté.
Así trabaja una cazadora con grado de asesina, rápida y limpiamente.

Mal Espionaje (fan fiction Hermandad de la Daga Negra)

Capítulo 5

¡Bien! Obviamente se habrán imaginado lo que pasó después del ataque a la entrada de la mansión.

Voy a contarles mas o menos lo que fue que siguió: Wrath fue por mí, casi me matan, V decidió contraatacar con un arma que tenía en su mano cubierta por el guante de conductor, yo les advertí que se ganarían muchos enemigos, llamé a las chicas y paré el ataque hasta el siguiente anochecer, cuando viniera alguien a negociar mi rescate. Wrath no quería tenerme más tiempo en la mansión pero Rehvenge, V y Z le sugirieron que si hacían un acuerdo quizá lograra que no volviera a aparecer por allí.

La cosa es que, Butch, V y Rhage, por mientras me llevaron a lo que ellos llamaban el “Pit”, que era el lugar al que me colé originalmente.
Y allí llegaron, me dejaron en un sillón sentada e híper vigilada. V prendió el equipo de música y Butch prendió el plasma gigante poniendo el canal de deportes.

Y entonces vi lo que me interesaba, la mesita con el alcohol. No importaba cómo pero me las ingeniaría para tomar.

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¡Esta chica no para simplemente! ¡Casi morimos todas de la preocupación por ella y nos llama para que no vayamos a rescatarla!

Lo que sucede es que decidí no hacerle caso y me quedé. Y, aprovechando que la seguridad había sido debilitada, me colé escondiéndome dentro de un ducto de ventilación.

No era difícil para mí fusionarme entre las sombras, una de las pocas herencias genéticas que me servía y una buena ventaja para las cazadoras.

Cuando me uní a esta organización ya sabían mis ventajas contra el mundo. Ellas parecen saberlo todo, y por eso me uní. Si ellas lo saben todo, si me uní a ellas, yo también.

Ahora somos todas como familia. Y nadie tomará a parte de mi familia como una prisionera si puedo evitarlo.

··································································

Butch sentado al lado mío pendiente de un partido de béisbol. Insultaba mucho a la madre de un bateador del equipo contrario a los Red Sox. Rhage fue por otra cosa para comer, según él sólo un sándwich apenas le tapaba una muela. Y V… Ese tipo no paraba de vigilarme mientras reparaba a distancia los sistemas de seguridad.

Entonces perdí mi paciencia y me paré de sillón, a la vista incrédula del par de vampiros, y fui a servirme un vaso de Grey Goose.

V se paró de su silla y en unos segundos estuvo frente a mí… y realmente es un tipo grande.

- ¿Qué mierda se supone que estás haciendo?- me dijo con tono autoritario.

- Pues…- Tomé un trago grande de mi vaso. - … tomando vodka. Lo vi no me pude resistir.-

Butch parecía muy atento a nuestros movimientos.

- No recomendaría las peleas. – dijo mientras miraba de reojo el partido.

- ¿Y qué daño crees que me va a hacer una hembrita humana sin armas? – le dijo a Butch con un tono de satisfacción.

Esta era la segunda vez que me colmaban la paciencia desde que entré a este lugar.

- ¡¿Quién carajo te crees tú para decirme hembrita?! ¡Si no fueras hijo de una deidad tu trasero habría sido frito hacer mucho tiempo! ¡¿Crees que por ser vampiro macho grande con visiones del futuro y mano brillante vas a vencerme sin que te haga nada?! -

V no alcanzó a reaccionar sobre toda la información que tenía sobre él, porque alcanzó a ver la evidencia del secretito de mi sangre no totalmente pura en mis ojos.

- ¡Tú! – gritó V aunque parpadeé y mis ojos volvieron a la normalidad.

- ¿Yo? – dije haciéndome otra vez la desentendida. - Yo creo que soy como tú eres tú. Creo que la filosofía existencial queda a parte de este momento, ¿no? –


Butch tenía los ojos abiertos como platos y la situación ya era ridícula. V me seguía mirando pero más alerta.

- ¡Explícame eso, devoradora de pecados!-

- ¡Devoradora de pecados y una mierda! ¡Jódete!... eeeh... ¡Que te den! ¡Soy un hada! – Grité y tiré el vaso vacío al suelo para llamar la atención en otra cosa.

Y salí corriendo a refugiarme dentro de una de las habitaciones. Butch no alcanzó a atraparme.

Lo siguiente fue bastante cobarde para ser una cazadora… me
escondí debajo de la cama. Le daría vergüenza a todas mis compañeras.

······························································

Cuando ya salí del ducto de ventilación llegué a una habitación en la que sonaba rap y un televisor plasma gigante Salí cuidadosamente, caminé casi sin hacer ruido y aprovechando cada sombra que había. Encontré la “sala de control de la
seguridad” y puse un chip en el CPU.

Vigilé las cámaras y… ¡bingo! Eri asediada por vampiros. ¿Por qué no era nuevo?

Tomé de mi mochila el rifle de asalto, dos Glock, y dos cuchillos pequeños, por si acaso. Avancé hacia una puerta y escuché ruidos de golpes. Uuuuuuh, si la tenían apresada había que llamar la atención.

Cambié la televisión a Mtv donde pasaban Do It Like A Dude de Jessie J (una canción bastante grosera pero explicaba bien lo que quería hacer) y apagué el equipo subiendo hasta casi reventar las botellas de alcohol que habían en la habitación.

Cargué el rifle y esperé.

···································································

Estaban golpeando la puerta con toda la fuerza posible pero parecían estar bien reforzadas. Y escuché a V.

- Butch. Aléjate. Voy a usar mi mano. – sonaba bastante cabreado.

Y sí, la puerta se hizo cenizas.

El par entró y cuando estaban a punto de revisar bajo la cama el volumen de la música subió repentinamente tan fuerte que mis tímpanos estaban por reventar.

Ellos fueron corriendo al origen del sonido y yo los seguí (soy una curiosa muy idiota ¿verdad?).

Y vi a Angel armada y peligrosa apuntando a V directo al corazón.

No pude evitar gritar de la emoción.

- ¡Angelito! ¡Mi angelito de la guarda! –

Ella me miró pero sólo por medio segundo, estaba muy concentrada en apuntar.

- ¡Bien, guapos! Me llevo a la chica por las malas. –

Aprovechando el pánico apagué la tele y saqué más vodka.

- ¡¡¡Eri!!! ¡¿Te estoy rescatando y tú decides tomar?!- me gritó.

- Es que el Grey Goose me gusta y si los matas no lo necesitarán. –

- Sabes bien que no podemos matar a la Hermandad. ¡Alex nos crucifica y hecha sal en nuestras heridas!-

El ambiente estaba tenso pero bien a nuestro favor hasta que Rhage entró al lugar con un balde lleno de palomitas, el cual se calló cuando nos vio.

- ¡V! No me dijiste que habían más visitas.-

Angel se dio vuelta y miró a Rhage. Y… bajó el arma. ¡Carajo! A Angel le gustó Rhage y por eso bajó la guardia.

Butch le quitó el arma y la tiró a la mierda. V la desarmó y Rhage me sacó mi vaso.

- Tú atacas mi sándwich y yo me llevo tu vodka. - me dijo.

¿Cómo decirlo? ¡Ah, sí! Volvemos a empezar. Sólo que no es una cazadora atrapada, ahora son dos. ¡Vaya mierda!

Mientras Angel era atada y puesta encima del sofá seguía viendo a Rhage. A mí me ataron muy fuerte y me lanzaron al lado de Angel.

- Dime que llamaste a las demás, por favor. – le susurré
suplicante a Angel.

- Sí, Kattra, Witch y Joanna llegan en 5.-

Una armera y dos asesinas. Sólo había que sumar dos más dos
para saber que esto no sería nada bueno.

Mal Espionaje (fan fiction Hermandad de la Daga Negra)

Capítulo 4


Ya no me siento tan estable como me había sentido hasta ahora. Mi vida ya me está pareciendo una jodida broma. No, las bromas de mi hermana no cuentan.

El caso es que mi jefa quizá haya dicho que no me vinieran a buscar porque ser tan idiota como para que me atrapen antes de la primera media hora de mi infiltración. Y para más remate, tengo ganas de tomarme una cerveza.

Entonces mi teléfono móvil, que estaba en manos de V, comenzó a sonar. V me lo lanzó pero con una mirada de: - “Habla demás y tu cabeza rodará.”-

Atendí. Era Ángel.

- ¿Qué tal? – dijo ella. Siempre me hablaba poco cuando estábamos en misiones (chica práctica).

- Todo bien. Pensé que necesitaría más gente pero no fue así. – respondí con tono simpático.

- Confirmado. Hasta pronto. - dijo ella entendiendo y cortó.

Todos los hermanos se me quedaron mirando.

- ¡¿Qué?! ¡Respondí totalmente normal!- dije alarmada. Pero ya era tarde, estos tipos sospechaban.

- Si eso no estaba en clave, el poli y yo somos gemelos. – dijo Rhage sacando la daga de su sándwich.

- Pero yo soy el del cerebro. – agregó Butch.

- Pero soy el guapo. – respondió Rhage algo molesto y mordió su sándwich.

- Pero sigues sin tener cerebro. –

Wrath lanzó una lámpara que cayó en el suelo tan violentamente que se rompió en mil pedazos.

- ¡Si siguen hablando les patearé el culo de tal forma que después los usaré de pantuflas! – gritó Wrath.

Rehv se retorcía de la risa a su lado.

- Tú no usas pantuflas. – dijo Butch pero luego calló cuando vio que Wrath lo miraba a él y luego a sus botas de combate.

Rhage le lanzó la daga a Z, el cual la atrapó con facilidad… pero demasiado cerca de mi oreja.

Wrath le hizo señas a Rhage y este se paró frente a mí.

- Rhage. Llévala a una habitación de la mansión y mantenla vigilada. A veces desearía tener celdas en la mansión.-

Y comenzó la verdadera pelea. Rhage intentó agarrarme un brazo y yo me paré y me alejé. Z me tomó por los brazos por detrás y yo tomé impulso, me moví un poco para salirme del agarre de Z. Luego me subí al sillón y de un salto le pateé fuertemente la nariz a Rhage. Z sacó una daga y rápidamente la puso en mi cuello mientras yo estaba distraída.

- Ya no eres tan guapo. O no, Rhage? –

- ¡Cállate, poli! ¡Tu nariz siempre ha sido motivo de pensar en los errores de las cirugías plásticas!-

- ¡Ah! ¡Ya cállense! ¡Ambos son horribles! – les gritó V.

Cuando comenzaba a armarse otra revuelta Wrath habló.

- Rhage, poli, V… ustedes se llevan a la mujer y la encierran, porque me están cansando y porque ella está haciendo suficientes problemas.-

Fui conducida por el túnel que había intentado atravesar anteriormente y luego me llevaron a través de una preciosa mansión decorada con piezas de arte muy caras pero muy hermosas. Cuando estaba totalmente en trance por la decoración fui empujada dentro de una habitación bellamente decorada con colores pasteles que parecía hecha para la realeza.

- De aquí no te moverás. - me dijo V.

- Sólo quiero ir al baño. – dije y los tres se quedaron callados. Les sonreí.- Si quieren acompañarme es no hay problema. –

- ¡Que te jodan! – me dijo Rhage tocándose su adolorida nariz.

- Si eres tú no me molestaría.- le conteste medio riendo y me acerqué a él. - ¿Qué tal la nariz?

- ¿Casi me rompiste la nariz y ahora te preocupas por ella?-

- Es que te debo una. Si a mí me hubieran atacado la comida habría matado a alguien.- le dije y fui corriendo a la puerta del baño.

Los tres se pusieron en guardia cuando volví. Les mostré un pequeño vaso con agua y una toalla que había sacado del baño y me saqué un frasquito les cabello. Ese día me había hecho un rodete en el que podía esconder cosas. Destapé el frasquito y tiré el líquido dentro del vaso congelando el agua. Cubrí el vaso con la toalla y se lo di a Rhage. Él tomó lo que le di y se lo puso en la nariz. Realmente me sentía culpable por lo de su sándwich, para mí la comida es sagrada.

- Esto es una solución momentánea pero me quería disculpar. – observé que V me miraba. – Este líquido congelante es para fabricar cuchillos de hielo. Por eso aún nadie sabía de nosotras, cuando atrapaban el cadáver sólo encontraban agua y no el arma del crimen. –

- No es mala idea, pero en verano eso no debe servir de mucho. –

- Tienes razón, guerrero pero yo siempre los tengo por si acaso los necesito.-

- A mi me suena un poco a mierda estilo McGiver. – dijo Butch y se rió.

Estos chicos me comenzaban a caer muy bien.

Hasta que de pronto escuché unas explosiones y luego unos pasos muy rápidos hasta la puerta.

La puerta se abrió repentinamente y un hombre moreno, alto y de ojazos dispares (uno azul y otro verde) y otro un poco más alto pero de ojos azules entraron a la habitación dirigiéndose a V muy agitados. Habría que agregar que ambos estaban para chuparse los dedos. Especialmente porque el de ojos dispares estaba vestido de negro, con cadenas, un piercing en el labio inferior y noté levemente un tatuaje en su nuca cuando se inclinó un poco a tomar algo de aire. Justo como me los recetó el médico, pensé relamiéndome.

- ¡Están atacando la entrada principal! ¡No podemos ver quien porque atacaron primero las cámaras!-

V, Butch y Rhage se me quedaron mirando.

- Parece que llegó tu caballería, Eriphar. – me dijo Butch.

Tengo que admitir que cuando escuché mi “nombre” salido de su boca yo tuve un leve temblor.

- Pero no durarán mucho atacando mis defensas. – me dijo V con malicia y una sonrisa de maldito bastardo confiado sexy en su rostro. – Tus salvadores no saben con quién se meten. –

Tengo que admitir que me sentí algo desafiada con esa sonrisa. Los desafíos me excitan.

- Espero que te comas tus palabras a pesar de que no me caes tan mal ahora. – le dije confiada.

La fiesta está por comenzar. Esto se pondría interesante…

Mal Espionaje (fan fiction Hermandad de la Daga Negra)

Capítulo 3


Wrath me miró fijamente. Y Rehvenge se alejó de mí. Bueno, no podía saber si realmente me estaba mirando fijamente por sus lentes oscuros pero sentía algo de agresión en el ambiente. ¡Ah! ¡Entendí! Los vampiros son como animales y tiran agresión. ¡Qué lástima que a mí ese tipo de cosas se me contagien!

- ¿De qué va tu organización?- me preguntó firmemente.

Al notar que yo estaba en silencio ante la pregunta TODOS en la habitación comenzaron la expedir las hormonas de agresión. Eso en mí no era nada bueno, mi buen olfato hacía que comenzara a enojarme igual que ellos. Por eso comencé a respirar profundamente.

- Parece que la hembrita se está asustando… ¿deberíamos ser más buenos chicos con ella?- comentó V a los demás.

Eso hizo que mi vena de perra feminista saliera a flote.

- ¿Y por qué tendría que tenerte miedo? ¿Tienes un arma secreta? ¿Un cuchillo en el trasero? ¿Un disfraz de Elmo? Porque debo confesar que Elmo me aterra hasta gritar.-

Una risa muy fuerte se escuchó desde la puerta de entrada.

Todos miraron hacia la puerta. Allí se encontraba un tipo muy alto, más alto que todos los que estaban en la habitación, rubio y de ojos de un color entre verde y azul iridiscente. ¡Dios mío! Ese hombre… ¡Los que ya estaban en la habitación estaban bastante bien pero este parecía destilar hormonas que me hacían pensar en cosas que me harían ser excomulgada de todas las iglesias del planeta! Noté que el tipo venía comiendo lo que perecía ser un sándwich de pavo.

- ¿De qué me he perdido?- preguntó el recién llegado.

- Rhage, está chica… - dijo Butch y me señaló. –… se pasó la seguridad y entró al Pit.-

- Eso no suena nada bueno. – Dijo Rhage con la cara ya seria. Pero noté que al mirar a V preocupado, o más bien hecho una furia, trataba de controlar una sonrisa.

Wrath los interrumpió.

- Si dejan de cotillear como viejas chismosas podríamos seguir con el interrogatorio.-

Hubo otro silencio sepulcral. Y yo decidí hablar. Ya me había calmado.

- ¿Me van a matar?-

Ahora yo era el centro de atención.

- Depende totalmente de lo que me digas, mujer.- me dijo Wrath. Yo sentí que me estaba siendo sincero… intuición femenina.

- Yo fui enviada a recaudar información.- tomé un poco de aire. – Ya que después de atraparme estarán más alertas no vale la pena guardármelo. Formo parte de un grupo de… no sé cómo decirlo… escribas creo. Recaudamos información. Ustedes son una raza fuerte y queremos averiguar todo lo posible.- Eso no era toda la verdad pero no mentí en ningún momento. No podía ser acusada de levantar falso testimonio, sólo omití… lo escabroso, digo, importante.

Butch se acercó hacia mí.

- ¿Algo así cómo una biblioteca de información de…-

- ¿No humanos? Justo es algo parecido a eso.- le interrumpí. – Pero nosotras no somos… igual de humanas que el resto, por así decirlo.-

Sentí al de la cicatriz muy cerca de mi costado izquierdo. Respiraba algo furioso pero se notaba que con sus amigos allí se había calmado. Pero al darme vuelta vi algo que me dejó confundida y algo asustada. Sus ojos ya no eran negros y oscuros como la noche, sino amarillos como el topacio o los cetrinos. Si sobrevivo a esta misión, lo cual dudo, voy a anotar esto.

Entonces con sus, nuevos para mí, ojos amarillos él me observó y me habló calmada y calculadamente.

- A mí lo que me parece de lo más extraño es que te hayan mandado a este lugar sin armas. –

Todos guardaron silencio y vi a Wrath y a V asintiendo.

- Cualquier grupo u organización que se respete debe investigar el lugar antes de mandar a alguien a investigar en persona. Eso quiere decir que tú sabías, aunque sea superficialmente, al peligro que ibas a atener si venías. Debes ya saber que nosotros tenemos muchas armas a nuestra disposición.-

- Bien dicho, Z. – dijo Butch que parecía haber razonado las cosas mientras Z hablaba.

Había muchas cosas que este grupo de sexys hombres no sabían de mí. El de la cicatriz no se dio cuenta que las ataduras no durarían mucho en mí porque mis muñecas eran finas. Ni tampoco que al darme su bastante acertado discurso le quité una daga.

- Miren, yo no vengo a amenazar su raza, ni a atacarlos, ni usarlos como conejillos de indias, ni nada por el estilo. – Les dije tratando de hacerlos entrar un poco en razón y que no me mataran.

En ese instante sentí que Z se acercaba más a mí. Eso me hizo tener los pelos de punta y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

- Estuvo muy bueno tu discursito estilo recibimiento del premio Nobel de la paz, pero creo que es hora de que me devuelvas la daga que me robaste.-

Saqué la daga que le había “sustraído” y, dando a conocer que no estaba atada de manos, les mostré a todos la daga de Z.

- Si te refieres a este bello cuchillo…- dije cuando Z hizo un movimiento para quitarme el arma a lo que yo reaccioné y la lancé en dirección a Rhage atravesando con este su sándwich de pavo.

Un feo silencio inundó toda la habitación y todos se quedaron mirándome.

- Eso explica el por qué de no llevar armas.- dijo V con una media sonrisa.- Eres una experta ladrona.

Yo le sonreí.

- No tan experta ya que su amigo me descubrió, pero prometo que nadie lo notará la próxima vez.-

- Cielo, más te vale que no haya una próxima vez, porque si eso sucede cualquier de nosotros sacamos otra y te cortamos las manos.- Dijo Wrath con un tono imponente.

¡Vale! ¿Ups? ¿Eso no fue lo más bello que me han dicho en mi vida?

Mal Espionaje (fan fiction Hermandad de la Daga Negra)

Capítulo 2




Me desperté y lo primero que vi eran un par de ojos negros que me miraban con curiosidad. Cuando los ojos se alejaron pude ver el rostro completo. Era muy apuesto si no contabas la cicatriz que atravesaba su rostro deformándole el labio superior.

- ¡Está despierta! – dijo con una profunda voz. Me gustó esa voz.

Escuché unos pasos y me sentí rodeada por mucha gente.

Presentía estar todavía en la habitación con la pantalla plasma. Intenté moverme y me vi sujeta por los brazos del de ojos negros.

- Llegaste demasiado lejos. Así que de aquí no te mueves. – me dijo amenazadoramente.

Me acomodé mirándolo también poco agradablemente y sentí que estaba en el sillón donde me escondía.

- ¿Wrath viene en camino o la interrogamos nosotros? – dijo la una voz conocida.

Era un tipo muy grande de cabello oscuro y ojos color avellana. Parecía que le habían roto la nariz unas cuantas veces y no se había encargado de curarse bien. Él debía ser el tipo que evitó que pudiera entrar por el pasillo.

- Me dijo que no hiciéramos nada. Llegará en unos segundos y traerá a Rehvenge. Dijo que será útil un Sympath en estos casos.-

Escuché unos pasos desde la puerta y esta se abrió. Un enorme tipo de cabello largo y oscuro con lente de sol entró en la habitación seguido de otro con corte mohawk y ojos de un color… ¡Dios mío! ¡Ojos violetas! Como esa variedad de cuarzo… ¡Amatista!

El de los lentes oscuros miró hacia donde habían dejado mi mochila.

- Poli, revisa sus cosas. – dijo es señor lentes negros y el de nariz rota lo hizo. Creo que había escuchado que le decían… Butch.

Entonces el de los ojos amatista se me acercó. Y el que me aprisionaba le habló.

- ¿Sabes? Sería mucho más fácil si la atáramos. Así yo podría dejar se sujetarla y ayudarles con el interrogatorio. –

- Yo la ato. – dijo otro tipo, reconocí su voz, era el que había entrado primero en la habitación cuando me había infiltrado. Tenía cabello oscuro, ojos cristalinos como diamantes con un borde azul oscuro y un guante de cuero. El tipo ató mis manos y mis pies mirándome con cara de pocos amigos.

Miré a mi alrededor y no vi a ninguno más por ahora pero, la verdad prefería que sólo fueran ellos. ¡Dios, mío! ¡Eran cinco tipos enormes con una estatura promediando los dos metros!

- Tiene cosas para desbaratar aparatos electrónicos y eléctricos. – sacó mis tenazas, mis pinzas, mis bombas electromagnéticas y algunos juguetitos más. Se detuvo cuando encontró un CD. – ¿Qué es esto, V? – dijo y le pasó el CD al de guante de cuero.

El tipo tomó el CD y leyó la cubierta. Luego me miró con cara más asesina.

- Son por lo menos 50 tipos distintos de virus de computadora.

¿Qué mierda pensabas hacer con esto?-

El de los lentes miró al de los ojos amatista.

- Comienza con el interrogatorio, Rehvenge. Por favor.- le dijo y el tal Rehvenge me miró fijamente.

Sentí algo raro en mi cabeza y miré Rehvenge. El tipo tenía los ojos totalmente de color rojo. Volví a sentir algo en mi cabeza y me di cuenta de que se estaba metiendo en mi mente. Instantáneamente seguí mi entrenamiento. Poner mi mente en negro. Pensar en algo. ¡Conejitos rosados!

Rehvenge tiró unas maldiciones.

- ¿Pero qué mierda es esto? Wrath, esto es muy raro.- gritó él y el de lentes oscuros se acercó.

¡Diablos! Era mucho más grande de cerca. Este debe ser Wrath.

- Intenta sacarte su nombre para empezar.-

Sentí de nuevo la invasión en mi mente y me comenzó a doler la cabeza. El dolor era agudo pero no me iban a vencer tan fácilmente.

- El nombre… Eriphar. –dijo Rehvenge y luego me miró a los ojos. – A mí no me engañas, ese no es tu nombre real, es un seudónimo. –

- Es todo lo que conseguirás de mí a parte de la danza de los conejitos rosados.- dije medio quejándome de mi jaqueca.

Butch se rió de forma estridente y todos se lo quedaron mirando.

- ¿Qué? ¿Soy el único que se imaginó la escena? –

Respiraba profundo cuando sentí de nuevo la intromisión.

- Viene de parte de un grupo, una organización… lo único que saco de su cabeza es la palabra “Cazadoras”.- dijo Rehvenge al resto.

- ¿En qué tengo que pensar para que no te metas en mi mente? ¿En un documental aburrido del National Geographic? ¿En las Tortugas Ninjas?- grité.

Dejó de meterse en mi mente pero yo me mantuve alerta.

La noche sería muy larga. En otras circunstancias no me habría molestado que cinco tipos que se veían tan buenos me atraparan, pero ahora sí que me encontraba en aprietos.

Mal Espionaje (fan fiction Hermandad de la Daga Negra)

Capítulo 1


Mis jefes habían mandado a más como yo a vigilar esta entrada o a veces sólo instalaban micrófonos. El objetivo era sólo averiguar sobre esta mansión. Habían sido distintas personas cada día, no íbamos a permitir que nos descubrieran. Además, este edificio estaba tan vigilado como el Pentágono y la Casa Blanca juntas, así que sería mejor no entrar por este lado.

Corrí silenciosamente alrededor de un paredón hasta encontrarme en lo que sería el paredón frente a lo que habíamos escuchado que le llamaban “El Pit”. Bien, no quiero averiguar por qué. Miré el paredón y vi que tenía alambres de púas. Primero tiré algo a los alambres para ver si estaban electrificados. Tiré creo que una fruta, sabía que lo orgánico era mejor que una piedra para esto, y vi que se asaba. ¡Shit! Entonces, de mi mochila, saqué unas tenazas, unos metros de cable y unas pinzas. Busqué los cables que electrificaban esa parte del alambre y corté. Inmediatamente conecté un cable y corté el otro extremo del cable alimentador conectando con mi cable el otro lado. ¡De algo me sirve tener un padre electricista! Si la conexión faltaba mucho tiempo se darían cuenta. Habíamos tenido la buena idea de que yo invadiera de noche, a esta hora muchos de los objetivos estaban cazando.

¿Objetivos? Casi me río al pensar en lo que eran lo objetivos, un grupo de vampiros guerreros protectores de su raza, esos tipos me harían papilla si me atrapaban.

Tomé las tenazas y corté el alambre. Ahora sí podría entrar más rápido. Metí mis cosas en la mochila y me preparé para saltar. ¡Casi si me olvidaba! Saqué de mi mochila unas pequeñas cosas electrónicas que me ayudarían a sobrevivir. Me las metí a los bolsillos y salté. Rápidamente lancé las cosas electrónicas a las cámaras una por una mientras iba avanzando hacia uno de los conductos de ventilación. Eran bombas electromagnéticas y sólo tenía 5 segundos con cada una. Abrí el conducto y di gracias al cielo por ser mujer porque ese conducto ni en broma deja entrar a un hombre. Metí mi mochila primero y avancé por el conducto hasta lograr salir en una habitación que tenía un equipo de música del porte de New York y una gran pantalla plasma.

Respiré un poco. Ya estaba adentro, ya estaba más segura. No había nadie en el lugar y avancé hacia una puerta hasta que se comenzó a abrir sola y corrí a esconderme detrás de uno de los grandes sillones que había en la sala.

Cuando la puerta se abrió escuché unos pesados pasos en el suelo. No podía ver a quien entró y si me desesperaba me olería. Respiré profundo y escuché como entraba a otra habitación. Momento que aproveché para avanzar hacia una puerta que tenía un teclado para poner contraseña.

Para esto saqué otro dispositivo, este para descifrar contraseñas, y lo conecté al aparato de la puerta. Descifró la contraseña y la puerta se abrió, pero hizo unos pitidos y al abrir la puerta escuché unos pasos que venían hacia mí en el pasillo que estaba detrás de la puerta así que corrí de nuevo a la habitación y me lancé otra vez detrás del sillón rezando por que quien viniera no se sintiera cansado y se sentara.

Escuché unos pasos entrar en la habitación.

- ¿V? ¿Estás aquí?- dijo una voz grave. Seguramente era el tipo que acababa de entrar.

- ¡Estoy con mis juguetes, poli! ¡Tráeme Goose! – se escuchó amortiguado por una puerta y luego escuché como la puerta se abría. – Mejor tráeme la botella entera que estoy aburrido como el infierno. –

El tipo que había entrado recién se movió a una parte de la habitación y sacó algo de encima de una mesa. El tipo se dirigía tranquilamente hacia la el que le pedía el vodka. Cuando escuché la puerta cerrarse salí de detrás del sillón y miré hacia los costados. Había unos libros encima de algunos sillones. Saqué la camarita espía de mi bolsillo y tomé fotografías de las cosas de la habitación. Entonces los escuché hablar.

- V, habías dejado la puerta del túnel a la mansión abierta.-

- ¿De qué hablas, Butch? Yo siempre dejo todo cerrado.-

- ¿Entonces por qué pude entrar tan fácilmente y sin teclear la clave?-

Escuché que el tipo se paraba y me escondí otra vez. Se escucharon zancadas hacia la puerta y luego de vuelta a la habitación con el otro tipo.

- ¿Qué traes ahí, V? – hubo un silencio. – ¡Oh, mierda! No me digas que es un… -

¡Carajo! ¡Había olvidado el aparato en la puerta! Mejor debía escapar lo más rápido posible. Fui hacia el conducto de ventilación y me preparaba para entrar cuando sentí un golpe en la cabeza y luego vino la oscuridad.