martes, 10 de mayo de 2011

Mal Espionaje (fan fiction Hermandad de la Daga Negra)

Capítulo 4


Ya no me siento tan estable como me había sentido hasta ahora. Mi vida ya me está pareciendo una jodida broma. No, las bromas de mi hermana no cuentan.

El caso es que mi jefa quizá haya dicho que no me vinieran a buscar porque ser tan idiota como para que me atrapen antes de la primera media hora de mi infiltración. Y para más remate, tengo ganas de tomarme una cerveza.

Entonces mi teléfono móvil, que estaba en manos de V, comenzó a sonar. V me lo lanzó pero con una mirada de: - “Habla demás y tu cabeza rodará.”-

Atendí. Era Ángel.

- ¿Qué tal? – dijo ella. Siempre me hablaba poco cuando estábamos en misiones (chica práctica).

- Todo bien. Pensé que necesitaría más gente pero no fue así. – respondí con tono simpático.

- Confirmado. Hasta pronto. - dijo ella entendiendo y cortó.

Todos los hermanos se me quedaron mirando.

- ¡¿Qué?! ¡Respondí totalmente normal!- dije alarmada. Pero ya era tarde, estos tipos sospechaban.

- Si eso no estaba en clave, el poli y yo somos gemelos. – dijo Rhage sacando la daga de su sándwich.

- Pero yo soy el del cerebro. – agregó Butch.

- Pero soy el guapo. – respondió Rhage algo molesto y mordió su sándwich.

- Pero sigues sin tener cerebro. –

Wrath lanzó una lámpara que cayó en el suelo tan violentamente que se rompió en mil pedazos.

- ¡Si siguen hablando les patearé el culo de tal forma que después los usaré de pantuflas! – gritó Wrath.

Rehv se retorcía de la risa a su lado.

- Tú no usas pantuflas. – dijo Butch pero luego calló cuando vio que Wrath lo miraba a él y luego a sus botas de combate.

Rhage le lanzó la daga a Z, el cual la atrapó con facilidad… pero demasiado cerca de mi oreja.

Wrath le hizo señas a Rhage y este se paró frente a mí.

- Rhage. Llévala a una habitación de la mansión y mantenla vigilada. A veces desearía tener celdas en la mansión.-

Y comenzó la verdadera pelea. Rhage intentó agarrarme un brazo y yo me paré y me alejé. Z me tomó por los brazos por detrás y yo tomé impulso, me moví un poco para salirme del agarre de Z. Luego me subí al sillón y de un salto le pateé fuertemente la nariz a Rhage. Z sacó una daga y rápidamente la puso en mi cuello mientras yo estaba distraída.

- Ya no eres tan guapo. O no, Rhage? –

- ¡Cállate, poli! ¡Tu nariz siempre ha sido motivo de pensar en los errores de las cirugías plásticas!-

- ¡Ah! ¡Ya cállense! ¡Ambos son horribles! – les gritó V.

Cuando comenzaba a armarse otra revuelta Wrath habló.

- Rhage, poli, V… ustedes se llevan a la mujer y la encierran, porque me están cansando y porque ella está haciendo suficientes problemas.-

Fui conducida por el túnel que había intentado atravesar anteriormente y luego me llevaron a través de una preciosa mansión decorada con piezas de arte muy caras pero muy hermosas. Cuando estaba totalmente en trance por la decoración fui empujada dentro de una habitación bellamente decorada con colores pasteles que parecía hecha para la realeza.

- De aquí no te moverás. - me dijo V.

- Sólo quiero ir al baño. – dije y los tres se quedaron callados. Les sonreí.- Si quieren acompañarme es no hay problema. –

- ¡Que te jodan! – me dijo Rhage tocándose su adolorida nariz.

- Si eres tú no me molestaría.- le conteste medio riendo y me acerqué a él. - ¿Qué tal la nariz?

- ¿Casi me rompiste la nariz y ahora te preocupas por ella?-

- Es que te debo una. Si a mí me hubieran atacado la comida habría matado a alguien.- le dije y fui corriendo a la puerta del baño.

Los tres se pusieron en guardia cuando volví. Les mostré un pequeño vaso con agua y una toalla que había sacado del baño y me saqué un frasquito les cabello. Ese día me había hecho un rodete en el que podía esconder cosas. Destapé el frasquito y tiré el líquido dentro del vaso congelando el agua. Cubrí el vaso con la toalla y se lo di a Rhage. Él tomó lo que le di y se lo puso en la nariz. Realmente me sentía culpable por lo de su sándwich, para mí la comida es sagrada.

- Esto es una solución momentánea pero me quería disculpar. – observé que V me miraba. – Este líquido congelante es para fabricar cuchillos de hielo. Por eso aún nadie sabía de nosotras, cuando atrapaban el cadáver sólo encontraban agua y no el arma del crimen. –

- No es mala idea, pero en verano eso no debe servir de mucho. –

- Tienes razón, guerrero pero yo siempre los tengo por si acaso los necesito.-

- A mi me suena un poco a mierda estilo McGiver. – dijo Butch y se rió.

Estos chicos me comenzaban a caer muy bien.

Hasta que de pronto escuché unas explosiones y luego unos pasos muy rápidos hasta la puerta.

La puerta se abrió repentinamente y un hombre moreno, alto y de ojazos dispares (uno azul y otro verde) y otro un poco más alto pero de ojos azules entraron a la habitación dirigiéndose a V muy agitados. Habría que agregar que ambos estaban para chuparse los dedos. Especialmente porque el de ojos dispares estaba vestido de negro, con cadenas, un piercing en el labio inferior y noté levemente un tatuaje en su nuca cuando se inclinó un poco a tomar algo de aire. Justo como me los recetó el médico, pensé relamiéndome.

- ¡Están atacando la entrada principal! ¡No podemos ver quien porque atacaron primero las cámaras!-

V, Butch y Rhage se me quedaron mirando.

- Parece que llegó tu caballería, Eriphar. – me dijo Butch.

Tengo que admitir que cuando escuché mi “nombre” salido de su boca yo tuve un leve temblor.

- Pero no durarán mucho atacando mis defensas. – me dijo V con malicia y una sonrisa de maldito bastardo confiado sexy en su rostro. – Tus salvadores no saben con quién se meten. –

Tengo que admitir que me sentí algo desafiada con esa sonrisa. Los desafíos me excitan.

- Espero que te comas tus palabras a pesar de que no me caes tan mal ahora. – le dije confiada.

La fiesta está por comenzar. Esto se pondría interesante…

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