martes, 10 de mayo de 2011

Mal Espionaje (fan fiction Hermandad de la Daga Negra)

Capítulo 1


Mis jefes habían mandado a más como yo a vigilar esta entrada o a veces sólo instalaban micrófonos. El objetivo era sólo averiguar sobre esta mansión. Habían sido distintas personas cada día, no íbamos a permitir que nos descubrieran. Además, este edificio estaba tan vigilado como el Pentágono y la Casa Blanca juntas, así que sería mejor no entrar por este lado.

Corrí silenciosamente alrededor de un paredón hasta encontrarme en lo que sería el paredón frente a lo que habíamos escuchado que le llamaban “El Pit”. Bien, no quiero averiguar por qué. Miré el paredón y vi que tenía alambres de púas. Primero tiré algo a los alambres para ver si estaban electrificados. Tiré creo que una fruta, sabía que lo orgánico era mejor que una piedra para esto, y vi que se asaba. ¡Shit! Entonces, de mi mochila, saqué unas tenazas, unos metros de cable y unas pinzas. Busqué los cables que electrificaban esa parte del alambre y corté. Inmediatamente conecté un cable y corté el otro extremo del cable alimentador conectando con mi cable el otro lado. ¡De algo me sirve tener un padre electricista! Si la conexión faltaba mucho tiempo se darían cuenta. Habíamos tenido la buena idea de que yo invadiera de noche, a esta hora muchos de los objetivos estaban cazando.

¿Objetivos? Casi me río al pensar en lo que eran lo objetivos, un grupo de vampiros guerreros protectores de su raza, esos tipos me harían papilla si me atrapaban.

Tomé las tenazas y corté el alambre. Ahora sí podría entrar más rápido. Metí mis cosas en la mochila y me preparé para saltar. ¡Casi si me olvidaba! Saqué de mi mochila unas pequeñas cosas electrónicas que me ayudarían a sobrevivir. Me las metí a los bolsillos y salté. Rápidamente lancé las cosas electrónicas a las cámaras una por una mientras iba avanzando hacia uno de los conductos de ventilación. Eran bombas electromagnéticas y sólo tenía 5 segundos con cada una. Abrí el conducto y di gracias al cielo por ser mujer porque ese conducto ni en broma deja entrar a un hombre. Metí mi mochila primero y avancé por el conducto hasta lograr salir en una habitación que tenía un equipo de música del porte de New York y una gran pantalla plasma.

Respiré un poco. Ya estaba adentro, ya estaba más segura. No había nadie en el lugar y avancé hacia una puerta hasta que se comenzó a abrir sola y corrí a esconderme detrás de uno de los grandes sillones que había en la sala.

Cuando la puerta se abrió escuché unos pesados pasos en el suelo. No podía ver a quien entró y si me desesperaba me olería. Respiré profundo y escuché como entraba a otra habitación. Momento que aproveché para avanzar hacia una puerta que tenía un teclado para poner contraseña.

Para esto saqué otro dispositivo, este para descifrar contraseñas, y lo conecté al aparato de la puerta. Descifró la contraseña y la puerta se abrió, pero hizo unos pitidos y al abrir la puerta escuché unos pasos que venían hacia mí en el pasillo que estaba detrás de la puerta así que corrí de nuevo a la habitación y me lancé otra vez detrás del sillón rezando por que quien viniera no se sintiera cansado y se sentara.

Escuché unos pasos entrar en la habitación.

- ¿V? ¿Estás aquí?- dijo una voz grave. Seguramente era el tipo que acababa de entrar.

- ¡Estoy con mis juguetes, poli! ¡Tráeme Goose! – se escuchó amortiguado por una puerta y luego escuché como la puerta se abría. – Mejor tráeme la botella entera que estoy aburrido como el infierno. –

El tipo que había entrado recién se movió a una parte de la habitación y sacó algo de encima de una mesa. El tipo se dirigía tranquilamente hacia la el que le pedía el vodka. Cuando escuché la puerta cerrarse salí de detrás del sillón y miré hacia los costados. Había unos libros encima de algunos sillones. Saqué la camarita espía de mi bolsillo y tomé fotografías de las cosas de la habitación. Entonces los escuché hablar.

- V, habías dejado la puerta del túnel a la mansión abierta.-

- ¿De qué hablas, Butch? Yo siempre dejo todo cerrado.-

- ¿Entonces por qué pude entrar tan fácilmente y sin teclear la clave?-

Escuché que el tipo se paraba y me escondí otra vez. Se escucharon zancadas hacia la puerta y luego de vuelta a la habitación con el otro tipo.

- ¿Qué traes ahí, V? – hubo un silencio. – ¡Oh, mierda! No me digas que es un… -

¡Carajo! ¡Había olvidado el aparato en la puerta! Mejor debía escapar lo más rápido posible. Fui hacia el conducto de ventilación y me preparaba para entrar cuando sentí un golpe en la cabeza y luego vino la oscuridad.

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