martes, 10 de mayo de 2011

Mal Espionaje (fan fiction Hermandad de la Daga Negra)

Capítulo 2




Me desperté y lo primero que vi eran un par de ojos negros que me miraban con curiosidad. Cuando los ojos se alejaron pude ver el rostro completo. Era muy apuesto si no contabas la cicatriz que atravesaba su rostro deformándole el labio superior.

- ¡Está despierta! – dijo con una profunda voz. Me gustó esa voz.

Escuché unos pasos y me sentí rodeada por mucha gente.

Presentía estar todavía en la habitación con la pantalla plasma. Intenté moverme y me vi sujeta por los brazos del de ojos negros.

- Llegaste demasiado lejos. Así que de aquí no te mueves. – me dijo amenazadoramente.

Me acomodé mirándolo también poco agradablemente y sentí que estaba en el sillón donde me escondía.

- ¿Wrath viene en camino o la interrogamos nosotros? – dijo la una voz conocida.

Era un tipo muy grande de cabello oscuro y ojos color avellana. Parecía que le habían roto la nariz unas cuantas veces y no se había encargado de curarse bien. Él debía ser el tipo que evitó que pudiera entrar por el pasillo.

- Me dijo que no hiciéramos nada. Llegará en unos segundos y traerá a Rehvenge. Dijo que será útil un Sympath en estos casos.-

Escuché unos pasos desde la puerta y esta se abrió. Un enorme tipo de cabello largo y oscuro con lente de sol entró en la habitación seguido de otro con corte mohawk y ojos de un color… ¡Dios mío! ¡Ojos violetas! Como esa variedad de cuarzo… ¡Amatista!

El de los lentes oscuros miró hacia donde habían dejado mi mochila.

- Poli, revisa sus cosas. – dijo es señor lentes negros y el de nariz rota lo hizo. Creo que había escuchado que le decían… Butch.

Entonces el de los ojos amatista se me acercó. Y el que me aprisionaba le habló.

- ¿Sabes? Sería mucho más fácil si la atáramos. Así yo podría dejar se sujetarla y ayudarles con el interrogatorio. –

- Yo la ato. – dijo otro tipo, reconocí su voz, era el que había entrado primero en la habitación cuando me había infiltrado. Tenía cabello oscuro, ojos cristalinos como diamantes con un borde azul oscuro y un guante de cuero. El tipo ató mis manos y mis pies mirándome con cara de pocos amigos.

Miré a mi alrededor y no vi a ninguno más por ahora pero, la verdad prefería que sólo fueran ellos. ¡Dios, mío! ¡Eran cinco tipos enormes con una estatura promediando los dos metros!

- Tiene cosas para desbaratar aparatos electrónicos y eléctricos. – sacó mis tenazas, mis pinzas, mis bombas electromagnéticas y algunos juguetitos más. Se detuvo cuando encontró un CD. – ¿Qué es esto, V? – dijo y le pasó el CD al de guante de cuero.

El tipo tomó el CD y leyó la cubierta. Luego me miró con cara más asesina.

- Son por lo menos 50 tipos distintos de virus de computadora.

¿Qué mierda pensabas hacer con esto?-

El de los lentes miró al de los ojos amatista.

- Comienza con el interrogatorio, Rehvenge. Por favor.- le dijo y el tal Rehvenge me miró fijamente.

Sentí algo raro en mi cabeza y miré Rehvenge. El tipo tenía los ojos totalmente de color rojo. Volví a sentir algo en mi cabeza y me di cuenta de que se estaba metiendo en mi mente. Instantáneamente seguí mi entrenamiento. Poner mi mente en negro. Pensar en algo. ¡Conejitos rosados!

Rehvenge tiró unas maldiciones.

- ¿Pero qué mierda es esto? Wrath, esto es muy raro.- gritó él y el de lentes oscuros se acercó.

¡Diablos! Era mucho más grande de cerca. Este debe ser Wrath.

- Intenta sacarte su nombre para empezar.-

Sentí de nuevo la invasión en mi mente y me comenzó a doler la cabeza. El dolor era agudo pero no me iban a vencer tan fácilmente.

- El nombre… Eriphar. –dijo Rehvenge y luego me miró a los ojos. – A mí no me engañas, ese no es tu nombre real, es un seudónimo. –

- Es todo lo que conseguirás de mí a parte de la danza de los conejitos rosados.- dije medio quejándome de mi jaqueca.

Butch se rió de forma estridente y todos se lo quedaron mirando.

- ¿Qué? ¿Soy el único que se imaginó la escena? –

Respiraba profundo cuando sentí de nuevo la intromisión.

- Viene de parte de un grupo, una organización… lo único que saco de su cabeza es la palabra “Cazadoras”.- dijo Rehvenge al resto.

- ¿En qué tengo que pensar para que no te metas en mi mente? ¿En un documental aburrido del National Geographic? ¿En las Tortugas Ninjas?- grité.

Dejó de meterse en mi mente pero yo me mantuve alerta.

La noche sería muy larga. En otras circunstancias no me habría molestado que cinco tipos que se veían tan buenos me atraparan, pero ahora sí que me encontraba en aprietos.

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